8. Despedirse
Sábado, 8 de marzo de 2014, 1:15 AM
Como si no tuviera suficiente en qué pensar por las últimas veinticuatro horas, ahora me veo obligado a enfrentar el 'asunto con D1'. Cada vez me inclino más a olvidar que mi alter ego siquiera existe, cosa que probablemente se ha vuelto evidente. Eso porque su vida me resulta cada vez más irrelevante (al igual que la 'promesa de meñique'). No logro ya pensar en nosotros como la misma persona. Yo soy yo. D1 es D1. Él es el tipo que todavía está con Kylie. Yo soy el que está separado de ella. (Poco me importan opiniones contrarias, así es como lo veo.)
No entiendo cómo sería justo que pasara el resto de mis días como un mero facilitador de la vida fallida de D1, todo basado en una patética promesa que me hice en circunstancias diferentes. Me encantaría señalarle esto a D1:
No se trata sólo de ti.
Pero es poco probable que le diga algo así ahora que finalmente me tiene en Skype.
‘¡Hola D2!’ Escucho mi propia voz reverberando extrañamente desde la oscuridad.
La transmisión de video se carga y me veo sentado ante un escritorio en una habitación de hotel iluminada tenuemente; detrás de mí unas paredes beige, una cama con fundas y cobertores de almohada con estampado floral y temática en bronce, además de un cojín alargado y redundante en el mismo material. (Estoy seguro que D1 se pone el cojín entre sus rodillas cuando se acuesta de lado – tenemos rodillas realmente huesudas.) Hay un cuadro anodino colgado sobre la cama, centrada entre dos lámparas baratas. Puedo ver varios raspones en la pared. Todo lo cual confirma la política estándar de Dixon, Cox y Peter: alojar a personas como yo/nosotros en el hotel más barato posible.
‘Te ves bien, D1’, digo, notando que él es exactamente lo que veo en el espejo todos los días. Esto debería ser cierto al revés, pero no esta noche.
‘Ojalá pudiera decir lo mismo, amigo. ¡Coño! ¡¿Qué te pasó en la cara?!’
‘Fue el desmayo de que te hablé.’
‘Ah – claro. Lo había olvidado.’ ¿Cómo que se te olvidó, so pendejo?
‘Está mejorándose.’
‘Eso veo. El moretón se está volviendo amarillo, lo cual…’
‘… significa que está empezando a…’
‘… sanar.’ Resulta difícil distinguir quién dijo qué – estamos hablando a la vez. Al unísono, ambos comenzamos a reír, luego nos detenemos exactamente a la vez.
‘Sabía que esto sería espeluznante.’
‘Igualmente’, digo. Después de una pausa, D1 continúa:
‘Oye, dime: ¿cómo se siente saber que eres una 'copia'? He estado tratando de visualizar las vivencias de Frank. ¿Sientes que eres una persona diferente?’
‘No’, respondo. ‘Es como si hubiera entrado en ese cubículo y después salido. Igual que tú.’
‘Excepto cuando te miras en el espejo. Seguramente entonces sabes que no fuiste tú quien entró. Fui yo.’
‘Creo que fue cosa de los dos.’
‘No veo cómo eso podría ser cierto.’
‘Supongo que depende de cómo lo mires filosóficamente. De todos modos, ¿no ibas a contarme sobre algún 'gran evento' en casa? ¿Qué pasó? Me tienes preocupado.’ Estoy desesperado por cambiar el tema. Está claro que D1 no tiene ni idea de cómo me siento.
‘Ay hombre… Sí, ha pasado algo grande. Realmente grande. Pero primero, no quiero olvidar mis modales. ¿Cómo estás, socio? Quiero decir, ¿cómo andan tus cosas– en casa y en el trabajo?’
‘Todo tranquilo – todo bien. Te encantaría la casa de Frank aquí.’
‘¿Ajá? ¿Qué quería?’
‘Dijo que quería charlar y que por favor lo llamara. Así que lo hice. Me dio una perorata de haber estado viendo el mismo coche entrar y salir durante una semana de casa. Pero que... en los últimos cuatro días no ha salido de nuestra entrada.’
‘Déjame adivinar: ¿el de Brad?’
‘Sí, amigo.’
‘¡Cojones!’ Soy yo quien se está enjugando la cara ahora, excepto que es más por sorpresa que por otra cosa: no pensé que Brad se atrevería. Por lo demás, me importa un carajo lo que él o Kylie hagan; no son ya parte de mi vida. Pero quiero parecer solidario, porque claramente lo siguen siendo en el caso de D1. Finalmente digo: ‘¿Estás seguro de que es su coche?’
‘Le pedí a Jim que saliera a mirar las matrículas. ‘Donwan Kenobi’.’
‘¡Brad!’ decimos ambos al unísono.
‘¡Qué clase de traidor e hijo de puta!’, añado.
‘Siempre lo supimos’, murmura D1.
‘¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos sobre el dinero extra?’
‘¡Alto ahí! No transfieras más a la cuenta de Perth.’
‘¿Qué?’
‘Ya me oiste, D2. No más. Estoy trazando una línea en la arena.’
‘Está bien, si tú lo dices. ¿Por qué? ¿No sirvió para convencer a Kylie sobre tu acenso?’
‘No, compa. No lo hizo.’
‘¿Cómo lo sabes?’
‘Porque la llamé y le formé un pugilato. La confronté sobre la estancia de Brad en casa. Ella lo negó al principio, pero le dije que Jim la había delatado. Su respuesta fue que ‘pensaba que Jim era un caballero’ pero que ahora está ‘asqueada de él’. Dije que el que estaba asqueado era yo con ella. Me respondió que obviamente queríamos ‘cosas diferentes de la vida’.Le dije que obviamente lo que ella quería era más dinero. Respondió que yo era un fracasado que ahora se había convertido en una especie de criminal. Le pregunté de qué carajo estaba hablando, me respondió que Brad la había ayudado a revisar las cuentas en línea y notaron que el dinero había sido transferido desde una cuenta de Eastbanc en Victoria. Brad parece creer que estamos lavando dinero para la Mafia. Así que la transferencia bancaria resultó ser ‘la gota que colmó el vaso’– ahora va a divorciarse de mí. Cuando regrese de KL tengo que quedarme en casa de Frank en Wanneroo. Ni siquiera puedo recoger mis cosas hasta que resulte ‘conveniente’ – aparentemente Brad todavía está ‘demasiado débil después de su operación’ para soportar el estrés.’
‘¿Me estás tomando el pelo?’
‘No, ‘mano. Es verdad todo.’ Cuando escucho esto, suelto un bufido de incredulidad.
‘¿Y ahora qué?’ Después de esta pregunta, D1 se detiene para enjugarse la cara nuevamente.
‘Lo siento, amigo... Sólo hay una cosa que podemos hacer. Ambos sabíamos que este momento llegaría tarde o temprano, ¿no?’
‘¿Estás hablando de la promesa del meñique?’
‘Así es. Odio hacerte esto, socio – el momento casi ha llegado… para que digas adiós.’
‘¡Estás bromeando!’
‘Lo siento. Es la única salida.’
Ambos quedamos en silencio un rato. Él está sentado ahí frotándose la cara nerviosamente y yo estoy atónito. Eventualmente, D1 continúa:
‘Mira, no tengo otra opción: tengo que irme a Melbourne y empezar una vida nueva. Voy a volver a Perth sólo para ponerle fin a las cosas, sacar dinero para comprar un boleto y volar a Melbourne. Ese será el momento en que, siendo la copia, tendrás que borrarte, como acordamos. No podemos vivir ambos en la misma casa, ¿cierto? Baja su mirada y dice: '¿No lo entiendes? Odio ser tan brutalmente ‘legalista’ sobre todo esto, pero los acontecimientos me obligan a actuar.’
‘¿Entonces no tengo voz ni voto? Me temo que no pude evitar subir la voz.’
‘Compa… Podremos ser la misma persona, pero tú sigues siendo la copia. Además, es lo que acordamos…’ (Resulta irónico cómo nos trata como ‘la misma persona’ para algunas cosas, y para otras no. ¿Siempre fui tan egocéntrico?)
Mi primer impulso es discutir con él, pero veo que sería inútil – simplemente no lo entendería. Ahora se me hace claro por qué Frank nunca se molestó en contarme sus secretos antes.
Al fin y al cabo, me consuela el hecho de que nada de esto importa, dado los eventos del día anterior con Ian, Silvio y Justine. Tengo un plan: iré a vivir con mi tío. ¡Al carajo con D1! Tendré que sincerarme con Frank – y pronto. Así que suspiro hondo y digo: ‘Está bien, viejo. Tienes razón. Hicimos una promesa. Por supuesto que voy a cumplirla.’
‘Sabía que entenderías. Y me siento terrible. Podría haber sido yo el elegido. Pero velo así: Frank lo hace a cada rato, ¿no? Me refiero, se borra y no le afecta. Además, seguirás existiendo porque yo existiré.’ No, so alcornoque: según tu plan, la persona en que me he convertido – con todos mis recuerdos de aquí – dejará de existir. Tú – la caricatura de ser humano sin agallas en mi espejo – serás el que sigue adelante. Antes de que pueda responder, echa sal en la herida diciendo:
‘De más decir, resumiré tu vida allí.’
‘Eso podría no ser tan fácil. ¿Cómo sabrás qué hacer?’
‘Obviamente, tendrás que enviarme algún tipo de resumen en los próximos días – diciéndome dónde ir, quién es quién – ese tipo de cosas. Sólo has estado allí un par de semanas. Por el estilo de lo que te escribiría sobre cómo capear la vida en KL. ¿Cuán difícil puede ser? No veo otra– ¿y tú?’
‘A la verdad que no. Bien, supongo que puedo hacer eso. ¿Y Kylie? ¿Vas a intentar reconciliarte por última vez, o te colmaste?’
‘¡Qué va, mi socio! ¡Hasta aquí llegué! ¿Sabes lo que voy a hacer? Cuando la vea, le voy a tirar ese maldito anillo de boda – el que nunca nos gustó llevar – a sus pies. ¡Que se joda!’
‘Bueno, sabes que tengo el anillo. En el momento que lo quieras, avísame.’
‘Claro. Sin prisa. Todavía me quedan detalles por finalizar aquí, ya sabes, orgullo profesional y eso. No puedo irme todavía. Por cierto, no te he contado: Teresa Rosario y yo nos hemos compenetrado bastante. Tanto que incluso anhelo que a fin de cuentas se mude a Melbourne para estar juntos. Entonces, ¡tal vez haya un 'final feliz' para nosotros! ¿Quién sabe, no? ¡Nada, apenas contengo las ganas!
‘Creía que Teresa era casada.’
‘Sí, lo es. Pero está decepcionada. Como nosotros. Parece que su esposo es un soberano huevón: le toca a ella llevar los frijoles a casa. Está hastiada del asunto.’ (No conozco a Teresa en persona, pero empieza a sonar ominosamente conocida...)
‘Jum. Bueno, hermano. Voy tocando retirada– es tarde aquí. Facsímil o no, tengo que dormir un poco. Nos vemos más tarde, ¿eh? Por ahora, me mantengo en espera.’
‘Sabía que podía confiar en ti, D2. Estaremos juntos de nuevo – una sola persona.’
‘Sí, ya sé.’
‘Es todo por el bien común.’
‘Sí. Lo es. Te veo.’
Escucho el tono al cortarse la conexión de Skype y pienso en cuánto he cambiado. Sabía que era un cobarde, pero no me di cuenta de lo egoísta que podía ser. Por otro lado, la cobardía y el egoísmo son sólo imágenes reflejadas la una de le otra.
9:15 AM
Estoy desvelado y hurgo en mi nevera, notando que me he quedado sin leche, mejor dicho leche fresca: el litro que tenía allí se ha cortado. Cosa rara porque parecía estar bien ayer y la fecha de caducidad aún lejana. Se siente como un presagio.
De repente, escucho mi móvil sonar. Bueno, no está sonando tanto como amenazando con seguir vibrando hasta caerse del borde del tope de la cocina, acercándose cada vez más. Con el corazón acelerado, lo agarro lo manoseo torpemente, intentando ‘deslizar para activar’. De hecho, tengo que tratar tres veces antes de lograrlo. Es Justine.
‘¿Hola?’ Escucho con disgusto el timbre de mi voz, que se ha atiplado absurdamente al responder.
‘Hola, hermano.’ Me cuesta reconocer la voz. Parece relajada. Joven. Masculina . Obviamente no es Justine. ‘Soy yo – Zar. ¿Estás ahí?’ Por supuesto, es Zar. Results curioso que no pude reconocerlo. Supongo que es la última persona que esperaba escuchar del otro lado.
‘Zar… ¡Me sorprendió oirte!’
‘Escucha, amigo – estoy llamando con el teléfono de mi hermana mientras ella se ducha, así que no tengo mucho tiempo. Perdí el mío hace una semana. Igual, nunca obtuve tu número.’
‘Vale, entonces dime: ¿qué pasa?’
‘No sé qué ha pasado entre ustedes. Juss está muy perturbada y no quiere hablar al respecto. Lo único que ha dicho es que no podemos tener más contacto contigo, que es por el bien de todos. Al principio pensé que estaba encabronada contigo, pero ahora se me hace que no tiene nada que ver con eso. Sospecho del hijueputa de Ian McCrae. Creo que trata de vengarse de Juss estropeando la relación entre ustedes. Sabias que Silvio ya no está con McMahon, ¿verdad?’
‘Espera, espera, espera. Retrocede un poco. ¿Cómo es eso? Lo último que supe, Silvio salía de una 'reunión disciplinaria'. Luego, Ian entró en mi oficina, cerró la puerta y me hizo algunas amenazas veladas. Cuando se fue, salí a hablar con Silvio, pero me dijeron que se había ido a casa bajo licencia por estrés. ¡Nada de que fuera despedido!’
‘Ese es el caso: Silvio no fue despedido. Renunció.’
‘¿Pero por qué?’
‘Se veía venir– Ian sólo estaba esperando la primera oportunidad. El más mínimo desliz y Sil iba a aterrizar de culo en la calle. De todos modos, no quería hacer de Juss un blanco más grande. Así que tomó una licencia por estrés durante las próximas cuatro semanas y presentó su renuncia.’
‘¿Qué? ¡Eso es... cosas de loco! ¿De qué se trató el ‘asunto disciplinario’ de todos modos? ¿Qué le achacó Ian a Silvio?’
‘Al parecer, McCrae llegó ayer por la mañana y le pidió a Jennifer y a los chicos de informática que hicieran una auditoría completa de la computadora de Silvio. Dieron con una o dos fotos que se podrían ver como vagamente 'pornográficas', pero no lo eran: sólo ‘memes’ que mostraban semidesnudez, probablemente de Tumblr o por el estilo. Más importante aún, supuestamente estaba navegando por la red hasta cuatro horas al día.’
‘¡Eso es mierda! ¡Se la pasaba haciendo trabajos que yo le asignaba!’
‘Claro, pero probablemente dejó alguna página web abierta en segundo plano. De todos modos, Ian se salió con la suya. Sospecho que Juss está preocupada de que tú seas el próximo en la mira. A menos que ustedes hayan tenido algún tipo de pelea, ¿verdad?’
‘No, viejo. Nada de pelea, nada de nada. La he llamado tantas veces. Pero no me contesta o devuelve llamada.’
‘Sí, está decidida en eso. Y hermética al respecto. Además de sombría como nunca.’ Me pregunto si Zar sabe algo sobre la ‘carrera’ anterior de Justine. Al parecer no. Todo esto está empezando a tener algún sentido.
‘Mira, viejo, de veras que quiero hablar con ella. ¿Crees que hay oportunidad? Es importante.’
‘¡Qué va! Ni siquiera lo considerará.’
‘Entonces, ¿por qué me estás llamando?’
‘Me da vergüenza decirlo, socio. Pero necesito un favor. En realidad, la banda necesita un favor. Y ahora que Silvio no está trabajando, lo hemos hecho nuestro representante e ingeniero, así que es nuestro cuarto hombre. Pensamos que si lo de la música despega, ya no tendrá que preocuparse por ser un paralegal.’
‘Ese es un plan descabellado, Zar – es difícil entrar en la escena musical. Lo sabes.’
‘Bueno, parece que tenemos una oportunidad y no podemos desperdiciarla. Nos preguntábamos si podríamos pasar mañana...’
‘Claro, ¿de qué se trata todo esto?’
‘¿Te acuerdas de que Fungus Records iba a venir al concierto del Espy? Parece que un representante sí estuvo allí – para el segundo set. La discográfica quiere un CD de demostración en una semana. Silvio encontró el mensaje en su correo electrónico (usamos su dirección como nuestro contacto). Resulta que estuvo demasiado deprimido como para revisar sus correos electrónicos hasta esta mañana. Cuando lo hizo, ahí estaba. Quieren a ‘Yoda’, que, como sabes, necesitamos regrabar. Y aparentemente quieren otras canciones que muestren un poco más de variedad – algo que nos distinga del montón– con originalidad. Algunas variaciones de género serían buenas para ayudar a escoger 'la imagen adecuada a crear'. Hasta ahora, sólo tenemos un estilo. Tengo algunas ideas, pero sin un estudio, aparte de buena ingeniería y producción, básicamente estamos jodidos – el representante dijo que había escuchado nuestra música en SoundCloud y que no basta con eso.. Sin embargo, le pareció que el set en vivo era prometedor. Así que tenemos una oportunidad. ¿Crees que nos podrías ayudar?’
‘Eh… Claro, compa. Ni que estuviera ocupado. Pero es sólo un día... Necesitamos más que eso. El lunes vuelvo a la rutina.’
‘¿Por qué el lunes? Es un día feriado.’
‘¡¿En serio?!’
‘Sí, viejo. Día del Trabajo o algo así. De verdad, búscalo. Se supone que debo ir a TAFE, pero que se joda. Fuera de eso, todo mundo está libre. Es fin de semana largo.’
‘En ese caso, amigo, estamos de suerte. Dos días no son mucho, pero veremos qué se puede lograr. No será que estás libre hoy también, ¿verdad?’
‘Bueno, yo sí. Pero Seb y Bart están en Geelong para el Motor City Music Festival. Compraron entradas hace siglos, y no habrá manera de convencerlos que lo dejen. Silvio está allí también con su medio hermano en una carrera de barcos de madera. Así que estamos paralizados hasta mañana.’
‘Está bien, mañana será. ¿A qué hora quieres empezar?’
‘No sé. ¿Las diez?’
‘Ponle las 8:30 am. Tenemos un día largo por delante.’
‘En serio, ‘mano, no sé cómo agradecerte.’
‘Puedes hacerme un favor.’
‘Por supuesto: dispara.’
‘Dile a Justine que no me arrepiento de haberla conocido, que nunca me arrepentiré de haberla conocido. ¿Puedes hacer eso?’
‘Está bien. Puedo. Sabrá que hablé contigo y formará un escándalo, pero es lo menos que puedo hacer.’
‘Se le pasará.’
Cuelgo y sonrío con una especie de satisfacción sombría. Puede que no me quede mucho tiempo y puede que Justine no quiera tener que ver conmigo por ahora, pero al menos puedo hacer algo bueno: irme silbando ‘La Marsellesa’, por así decirlo.
En cuanto a Justine, espero que mi mensaje sea escuchado y entendido (¿recordará lo que dijo cuando estaba borracha?). Si lo hace, entonces sabrá que no la estoy juzgando.
No voy a fingir que la revelación de Ian no me ha sorprendido. En cierto sentido, me doy cuenta de que probablemente sigo siendo tan ingenuo como lo era en la secundaria.
Inicialmente me pregunté si Ian podría haber inventado el asunto sólo por ser vengativo. Pero luego concluí que era demasiado inteligente y calculador para jugar una carta tan patética; si fuera mera difamación, la patraña sería rápidamente refutada y desestimada; en vez acabaría embarrándose como mezquino y grosero.
Entonces, ¿qué siento? No sé cómo describirlo. A un nivel fundamental, supongo que no entiendo la prostitución. Ciertamente no estoy en contra de ella; no tengo una posición moral al respecto. Simplemente no puedo imaginarme en ese ambiente (ya sea como proveedor o consumidor). Así que todo me resulta algo misterioso (por supuesto, sazonado con décadas de asociaciones negativas inculcadas por mis padres, parientes, amigos y la sociedad en general).
Supongo que una pequeña parte de mí se pregunta si he sido engatusado por una profesional. Otra parte tiene una sensación de ineptitud: estoy muy consciente de mi relativa inexperiencia con las mujeres, que me pone nervioso en su entorno en el mejor de los casos, sin mencionar si se tratara de una cortesana (o, al menos, una ex cortesana).
A pesar de todo, la parte enamorada de mí… bueno, simplemente parece no importarle. Quiere creer que las últimas veinticuatro horas fueron el comienzo de algo real: una relación con alguien que no se conformaba simplemente con lo segundo mejor, alguien que también sentía algo genuino.
Ah – Supongo que nada de eso importa ahora. Tengo que dejarlo atrás. D1 tenía razón: soy una copia, un intruso en su mundo. Espero que Frank me perdone por la duplicidad y que pueda comenzar una nueva vida allí con él.
Dese por descontado: D1 no tiene idea de la camisa de once varas en que se está metiendo…
12:35 PM
Una de las cosas que he descuidado es mi salud. Así que hoy he decidido finalmente que ya es basta y voy a hacerme un chequeo.
Resulta que hay una farmacia en Rathdowne Street con su propia enfermera residente. Será más fácil si voy allí de primera instancia; siempre puedo ir a un médico después si resulta necesario.
Sé por experiencia que típicamente no se necesita cita para ver a un enfermero practicante. Así que daré un paseo después de almuerzo, disfrutando de la brisa de finales de verano y admirando los ahora familiares robles de Rathdowne Street. Me siento extraordinariamente bien – y medio avergonzado de ir a ver a un profesional de la salud.
La farmacia se encuentra a unas tres cuadras del almacén de provisiones, en un edificio similar: de finales de la época victoriana, con un toldo de hojalata ondulada, enrejado ornamental intrincado haciendo juego con pilares también ornamentados y una fachada con con suficientes adornos rizados para complacer incluso a Michael Leunig. (Nota del traductor: Michael Leunig fue un artista, caricaturista y escritor australiano que a menudo hacía alusión en su trabajo a objetos o personas asociadas con rizos. P.ej.: uno de sus personajes de nombre ‘Mr. Curly’ [sr. Rizo].)
Dentro, la estrecha tienda está llena de mercancía hasta el techo: desde medicamentos sin receta, remedios naturopáticos y homeopáticos, limas de uña, cosméticos y desodorantes, hasta artículos de novedad como libros de chistes, disfraces de fiesta y tazas de café.
Pregunto por la enfermera practicante y me indican la parte trasera de la tienda, donde hay un nicho pequeño a un costado, cerrado por una puerta corrediza. Me siento fuera y espero.
Después de unos tres minutos (la duración de ‘Lifestyles of the Rich and the Famous’ de Good Charlotte, que ha estado sonando desde que entré), la puerta se abre y ‘la enfermera practicante’ sale a recibirme.
‘Hola, soy Clinton.’
‘Dan.’
‘Encantado de conocerte, Dan. ¿En qué puedo servirte?’
‘Bueno’, digo, acomodándome en el pupitre tamaño escuela primaria junto a él, ‘he estado teniendo mareos. Y me he desmayado unas cuantas veces. El más reciente fue durante un partido de baloncesto.’
‘¡Ah! Conque así fue que te pasó…’ y señala mi cara.
‘Sí, así es. Eso fue el jueves pasado. Caí de bruces.’
‘Ay, hombre.’ Antes que nada, le echa un vistazo a los moretones. Noto el estetoscopio que ha dejado sobre su escritorio justo cuando decide recogerlo. ‘No está tan mal. Al parecer tu cara se está curando bien. Apuesto a que los moretones estaban mucho peor ayer.’
‘Así es.’ Levanta mi camiseta.
‘Inhala.’ Sostiene el estetoscopio frío sobre mi pecho y escucha. Esto se repite varias veces. ‘¡Amigo, no doy con tu corazón!’
‘Ah, se me olvidó decirte: tengo situs inversus. Todos mis órganos están del otro lado.’
‘¿Estás bromeando? ¡Oye, eso es genial! ¡Eres mi primero!’ Está sonriendo como el gato de Cheshire mientras recoloca el estetoscopio. Pero la sonrisa desvanece subitamente. Después de un rato, deja caer la campana del instrumento y comienza a palpar con las manos.
‘¿Ahora qué haces?’
‘Palpando tus pulsos periféricos.’ Finalmente se acaba. ‘Puedes bajarte la camisa.’
‘Entonces, ¿qué opinas, Clinton? ¿Hay algo de lo que deba preocuparme?’
‘Me gustaría que te hicieran un electrocardiograma. Tendrás que ir a un médico para eso. Pero, según lo que puedo decir, tienes arritmia – o lo que se llama correctamente disritmia cardíaca. Básicamente, tienes un latido irregular. Sin un ECG no podemos decir exactamente de qué tipo.’
‘¿Es peligroso?’
‘Jum. No necesariamente. Pero podría haber una causa subyacente que necesite tratamiento. ¿Hay algún historial de enfermedades cardíacas en tu familia?’
‘Sí, mi tío. Murió de un infarto. Se atragantó con algo en una barbacoa y eso lo provocó. Aparentemente también tenía un latido irregular.’
‘Eso es lo que se llama ‘muerte cardíaca súbita’. No es lo mismo que un infarto, que es un ‘paro cardíaco’. De todos modos, es un riesgo particular en casos como el tuyo, aunque es muy posible que haya un problema mecánico simple que se pueda solucionar quirúrgicamente, así que no debes preocuparte demasiado. Por el momento, parece que tendrás que evitar actividades extenuantes; el mareo y desmayo son una causa directa de que tu ritmo cardíaco sea demasiado lento o rápido, y no esté bombeando la cantidad adecuada de sangre. También necesitas tener cuidado y evitar posibles desencadenantes de muerte cardíaca súbita: cosas como trauma, envenenamiento, anaflaxia... y, por supuesto, atragantamiento. Pero en serio, no te preocupes demasiado por eso; uno de mis tíos tuvo arritmia y se preocupó por ello toda su vida. Tuvo la mala suerte que lo alcanzó un rayo a la edad de ochenta y cinco años. Cualquier preocupación que tuvo resultó ser para nada porque no tuvo que ver en cómo terminó su vida.’ Me fijo en que Clinton acaba de usar cuatro ‘tuvos’ seguidos, y aún así parece hacer perfecto sentido.
Domingo, 9 de marzo de 2014, 9:05 AM
Dije que a las 8:30 am por muy buenas razónes: sé cuánto tiempo llevan estas sesiones. Empiezas con lo que parece una tarea sencilla: grabar una canción de tres minutos. ¿Qué tiene de difícil eso? Con una canción como ‘Yoda’ sólo tienes batería, bajo, guitarra rítmica, guitarra principal, voz principal, el coro principal y tal vez algunos coros adicionales.
Eso suma solo unas siete o más pistas distintas: veintiún minutos de grabación (suponiendo que se grabe cada pista por separado). Si se necesita tres tomas para cada pista, eso suma poco más de una hora. Triplica eso para tomar en cuenta la preparación pérdidas de tiempo inevitables y van tres horas. Como mucho. Debería ser fácil, ¿verdad?
Pero las bandas suelen pasar un mes grabando y mezclando una canción de tres minutos. ¿Por qué? Dios sabe. Cuando Frank estaba tomando su curso de ingeniería de sonido, yo solía ir con él a estudios profesionales para que pudiera acumular las horas de práctica necesarias, grabando música de diferentes bandas. Cincuenta horas podían pasar cómodamente sin que se viera ningún producto terminado.
Así que se puede tener idea de lo enfadado que estoy que una banda a la que estoy tratando de ayudar – que quieren que les grabe un EP completo en dos días – no se haya molestado en aparecer todavía...
Eso me deja inutil, sentado en mi nicho de desayuno, reflexionando sobre los acontecimientos de los últimos días. Paso mi lengua por el interior de mi mejilla; la lesión se ha convertido en una úlcera bucal que rehusa sanar. La odio. Me hace pensar en D1: es como una llaga que no se va. Igual que Ian McCrae.
Reflexiono sobre mi última interacción con él. Lo que me cuesta entender es esto: ¿por qué vino a verme? ¿Qué se traía con todos las indirectas y amenazas veladas? ¿Qué hice para provocarlo?
Más concretamente, me pregunto por qué sintió la necesidad de contarme el secreto de Justine. Por supuesto, probablemente está muy consciente de que me atrae – me refiero, si es obvio para todos, ¿por qué no para Ian? Contarme sobre su ‘pasado turbio’ (suponiendo que sea verdad) es una forma de tratar de amainar mi entusiasmo.
Pero, ¿qué lo motivó? Seguramente no me ve como una amenaza, ¿no? Hasta donde pueda estar enterado, ni siquiera hemos salido juntos, aparte del concierto (donde apenas hablé con ella) y un almuerzo. (Por cierto, estoy empezando a darme cuenta de que Jennifer Caldwell no es de fiar.)
En resumen, tengo una idea bastante clara de que nada tenía que ver conmigo, y todo que ver con Ian querer actuar como un soberano cabrón hacia Justine. Dada la repentina negativa de esta a hablar conmigo, estoy bastante seguro de que Ian le ha contado sobre nuestra ‘conversación’ – y lo ha hecho como una especie de advertencia: ‘Aquí tienes una muestra de lo que te espera si siquiera intentas pleitear conmigo.’
Sospecho que su ‘intervención’ con Silvio fue otro ataque: ‘Incluso si no puedo afectarte directamente, me enfocaré en tus amigos y seres queridos.’ Quizás ese también fue su propósito conmigo (suponiendo que supiera que Justine me consideraba un amigo).
A mis ojos se parece terriblemente a las represalias Nazis contra la resistencia en los Balcanes durante la Segunda Guerra Mundial: diez civiles ejecutados por cada soldado alemán muerto.
Por supuesto, Ian también se ha ensañado con Silvio y conmigo por el mero placer de ser cruel. Lo disfruta, es una expresión de poder y control.
Toda esta dinámica se ve exacerbada porque Silvio y yo hemos visto mucho más de su ‘lado oscuro’ de lo que hubiera querido. Cabe suponer que ha estado actuando así hacia Justine durante buen tiempo, pero siempre en privado; en público quiere ser visto como encantador, educado, complaciente. Todo un galante caballero. Por mala suerte, esta vez hubo testigos. Y en su mente, estoy seguro que esto ha requerido una especie de ‘control de daños’ bajo el cual nosotros, los testigos y la víctima, debemos ser aislados unos de otros.
Si tengo razón, hasta ahora ha logrado sus objetivos. Pero, ¿y qué coño sé yo a fin de cuentas?
9:14 AM
El timbre de la puerta me sobresalta y pone fin a mi cavilar. Bugsy entra en pánico y corre despavorido escalera arriba, donde se detiene, luego desaparece de vista. Miro por el ojo de la puerta y me doy con lo que parece la portada de un álbum de finales de los sesenta: una imagen psicodélica de lente de pez con cuatro muchachos en facha moderna, todos con los hombros encorvados, mirando en diferentes direcciones. Abro la puerta y me reciben con apretones de mano digno de pulseadores.
‘Hola, compa’, dice Zar.
‘Hola, jefe’, dice Silvio. ‘¿O mejor dicho: ‘exjefe’?’ Sonríe tristón y le doy una palmadita en el hombro.
‘Pasen, chicos.’ Entran cargando sus instrumentos.
‘Tenemos más equipo en el coche – los amplificadores y otras cosas’, dice Seb. Es uno de esos tipos que lleva una barba incipiente, color de bronce en su caso, perenne pero de alguna manera se las arregla para lucir acicalado. Tengo la teoría de que sólo puedes salirte con la tuya con ese tipo de cosas mientras estás en tus veinte; después de eso empiezas a parecer un vagabundo, o a Robert Downey Jr. endrogado. (Ahora está limpio, ¡y vaya si sabe cantar! Lo vi en un video de YouTube con Sting y ¡arrasó!) Bart me guiña un ojo mientras él y Seb regresan al coche. Silvio ya había sacado el bombo y le ayudo a llevarlo al sótano. No se le haría fácil negociar el estrecho pasillo solo.
‘Oye Silvio,’ le digo mientras bajamos (yo de espaldas) por la escalera, ‘escuché lo que pasó. Lo siento, viejo.’
‘No había remedio.’
‘No sé si hiciste bien en renunciar. Se me hace algo apresurado.’
‘No, créeme, tuve que hacerlo. He visto a Ian en acción antes. Tiene un patrón: alude sobre las personas que tienen un ‘futuro brillante’ versus los que están ‘con un pie fuera’. Yo estaba entre los segundos. Cuando caes en esa categoría, no hay vuelta atrás. Lo único que te espera son más humillaciones. Ian siempre se las arregla– siempre se sale con la suya.’
‘Qué clase de hijueputa, ¿eh?’
‘Sí señor. No obstante, vas a ayudarnos a triunfar, ¿qué no, Dan?’ Mientras bajamos el bombo al centro de la sala, miro a Silvio y no logro descifrar su expresión. Esté bromeando o no, mi respuesta es completamente sincera:
‘Ten por seguro una cosa, viejo: vamos a darle el todo.’
11:24 AM
Finalmente hemos logrado grabar una pista que sirva de guía: con toda la banda tocando en el tono correcto. Tomamos un pequeño descanso para al regreso grabar las pistas por separado, comenzando con la batería, luego el bajo y después la guitarra rítmica. Lo siguiente creo que serán las voces principales. Dado que Bart está cantando como segunda voz en una armonía ajustada de dos partes, grabaremos eso a continuación.
Entonces le toca a la primera guitarra. Zar propone una idea sobre ‘solos a duelo’ – imitando un combate con sables de luz – lo cual debiera resultar divertido – va a tocar contra Seb. Después, añadiremos a Bart, Seb y Zar en una armonía a tres partes cantando 'Yoda' a coro y durante el desvanecimiento. Luego vendrá la mezcla y por último el editaje final del sonido, pero eso lo puedo hacer por mi cuenta.
Zar, Seb y Bart han salido a fumar. Silvio y yo permanecimos en el estudio donde le muestro a mi protegido algunos trucos de mezclaje, utilizando la pista guía que hemos grabado con varios micrófonos.
‘Ves, vas a querer mantener las voces principales en el centro. Lo mismo con el bajo. La primera guitarra puede ser apartada un poco de lado si lo prefieres; todo depende de la mezcla y de si tienes otros instrumentos principales que se interponen. Las voces de fondo siempre las aparto – si estamos hablando de una armonía de tres partes, dejo la voz principal en el centro y las otras a izquierda o derecha.’
Estamos reproduciendo la pista guía através de los monitores del estudio (ya he averiguado cómo encenderlos). Silvio pregunta:
‘Entonces, ¿por qué no usamos esta toma y terminamos? Parece bastante buena.’
‘Sólo hemos usado cuatro micrófonos y hay una fuga en cada uno. Si fuera más ducho en esto, mi socio - es decir, si fuera un verdadero ingeniero de sonido – tal vez podría grabar a toda la banda tocando al mismo tiempo. Pero en este momento tengo que conformarme con lo poco que sé. Mi tío y yo solíamos grabar cada instrumento por separado. Es lo que llaman ‘doblaje’. Puede que no produzca un sonido 'orgánico', pero servirá para la demo: sonará más limpio, más nítido y es más fácil de manipular para mí.’
‘¿Has hablado con Juss?’ pregunta Silvio abruptamente.
‘¿Eh? No, viejo.’
‘¿Por qué no?’
‘No quiere hablar conmigo. Zar dice que está decidida. Aparentemente, piensa que voy a recibir el mismo trato que tú.’
‘Eso me suena a disparate.’
‘¿Perdón?’
‘No hay comparación, ‘mano. Ian sabe que Justine me trajo a la firma. Poco es lo que debe sabe respecto a tí y Juss. Luego no entiendo por qué te está evitando. En absoluto.’
‘Sí… bueno.’ Respiro hondo. ‘En ese caso, yo también estoy perdido.’
‘Creo que sí sabes.’
‘¿De qué hablas, Silvio?’
‘Viejo, tiene que haber una causa. Algo que hiciste o dijiste.’
‘Créeme, nada se ha dicho o hecho de mi parte para provocar esta reacción.’
‘Nosotros llevamos a Silvio’, añade Bart. Él y Seb vinieron en un coche – aparentemente viven cerca el uno del otro en Footscray (que no queda cerca de Craigieburn). Me quedo frente a la pantalla sin saber qué decir.
‘¿Tú qué eres? ¿Un pendejo?’ pregunta Silvio. Con eso me doy cuenta de que tiene razón. Mi ‘mensajito’ (si es que llegó) no basta. Tengo que hablar con Justine, aunque sea sólo para aclarar las cosas antes de que se acabe mi tiempo aquí.
‘Está bien, está bien’, suspiro. ‘¿Ahora podemos volver a la grabación, señores? De lo contrario, nunca terminaremos.’
8:27 PM
Nos hemos detenido en la entrada.
Zar tiene una camioneta Corolla que es del mismo año que mi sedán. Ha sido un día largo, pero hemos terminado una grabación. Incluso he hecho una mezcla preliminar que ha estado sonando en bucle por el estéreo del coche de Zar durante todo el camino; aún queda mucho por hacer, incluyendo un poco de autoajuste de la voz de Zar (no pienso decírselo). También necesito atenuar las frecuencias de las pistas, en particular la de los címbalos ‘hi hats’. (Usé un Shure SM 81 que Frank tenía en el estudio y eso debío haber servido, pero los ‘hi hats’ aún no suenan lo suficientemente claros, así que voy a tener que cortar todo por debajo de 2K.) Zar espera a que termine la pista antes de apagar el motor.
‘Te digo, compa: ¡estoy tan contento de tener mi coche de vuelta! Estuvo en el taller las últimas dos semanas.’ Sale del coche. ‘Juss ha estado carreteándome a todas partes. ¿Vienes?’ Zar está parado fuera, su puerta abierta, perfilado contra la luz de la terraza.
‘Jum... Sí, claro.’ Algo me dice que esto no va a ser pan comido. Sigo recordando la bofetada que Justine le propinó a Ian. Pero ya mordí el mojón y ahora más vale que me lo trague. Alcanzo la manigueta cuando escucho el chirrido del portón de seguridad y Justine sale a la terraza.
‘¿Cómo te fue, Zar? ¿Todo bien?’
‘Sí. Parece que va a salir genial.’
‘Todavía estoy enfadada contigo, ¿sabes?’
‘Ajá. Y pronto vas a estar aún más encojonada.’
‘¿Por qué?’ Se protege los ojos del resplandor de la luz del portal, da unos pasos hacia el coche y me ve en las sombras, sentado en el asiento del pasajero. Espero a que diga algo, pero no lo hace. En su lugar, da la vuelta y vuelve a entrar en la casa. Oigo la puerta de pantalla cerrarse de golpe.
‘Necesitas arreglar eso, por cierto. Te mostraré cómo. Debiera cerrar lentamente.’ Salgo con cautela, olfateando el aire nocturno. Las regaderas se activan de súbito en algún lugar. Esto parece cada vez más una mala idea. ‘Amigo, creo que sería mejor que me llevaras a casa.’
‘¡Ni a cojones! Ella no dijo que no podias entrar.’
‘Serías un buen abogado, ¿sabes?’ Zar ríe. Me agarra del hombro y me empuja bruscamente hacia la casa.
Una vez dentro, grita: ‘¡Juss! ¿Has cenado? Estamos muertos de hambre.’ No hay respuesta. ‘Pizza otra vez, supongo. ¿Te parece?’
‘¿Qué tienes en la nevera?’
‘Ah sí – por lo poco que recuerdo de esa ‘noche desastrosa’, sabes cocinar.’
‘Bueno – más o menos.’
‘Mejor que yo. O Juss, para el caso. Crecí comiendo comida para llevar.’
‘No le va a hacer gracia que me hayas contado eso.’
‘Sí, todos sus secretos turbios, ¿eh?’
Estoy mirando en la gaveta de verduras. Hay un par de pimientos comestibles y algunos tomates bastante frescos. También un calabacín que no está tan mal. Y hay un poco de tocino en la gaveta de la carne.
‘Oye Zar – ¿tienen pasta?’
‘Eh… sí.’ Empieza a buscar en la despensa. ‘¡Aquí estamos!’ dice, sacando una caja de fusilli. Lo reviso y parece haber suficiente.
‘¿Tienes miel?’
‘Eso sí sé que tenemos.’ Lo agarra de un estante. El tarro de Nutella al lado tiene una tapa que apenas encaja debido una capa gruesa incrustada en el borde.
‘¿Salsa de soja?’ Ante la pregunta, Zar espeta la cabeza en el armario de la despensa.
‘Jum… No lo veo.’ Escucho el tintineo de los tarros y el susurro de los paquetes. ‘¡Por el amor de Dios!’ Justine ha estado observando, evidentemente. Se acerca, empuja a Zar a un lado y saca una botella de Kikkoman que me alcanza bruscamente. ‘Estaba justo frente a sus narices.’ Tiene los labios apretados. ‘No sabes cómo mantenerte alejado de los problemas, ¿verdad?’
‘Me han estado siguiendo desde hace un rato’, digo. ‘Se me hace que ya es hora de dejar de correr.’ Justine piensa en esto por un momento, luego suspira y sacude la cabeza.
‘Zar, cariño, ¿me puedes bajar esa botella de vino de la estantería, por favor? ¿Gustas, Dan?’
‘Caería bien, gracias’, digo, poniendo el tocino en una tabla de cortar.
‘No uses esa. Es la de verduras. Usa esta.’ La tomo y veo a Zar sonriendo detrás de ella.
Dado que ya he empecé con todo el asunto de las recetas, se me hace que también debería compartir mi versión de la pasta primavera. Es casi completamente invento mío, así que no puedo culpar a Baba Vera del resultado (de lo contrario probablemente la llamaría 'pasta babavera') – o a alguien más, de paso.
Y bueno, resulta útil porque proporciona una comida bastante rápida, nutritiva (y en mi opinión sabrosa), utilizando las verduras disponibles. Por supuesto, en este caso me he basado en lo que Justine y Zar tenían a mano. Las hierbas disponibles estaban resecas, y deberían ser frescas, la diferencia es enorme.
Si he cometido algún error en esta transcripción, probablemente sea en las cantidades de soja y miel/sirope; tiendo a ir a ojo en lugar de seguir cantidades exactas (cosa que aquí he adivinado). Digamos que el detalle está en conseguir el equilibrio justo entre dulce y salado. Cuando se logra, es celestial, especialmente cuando se deja que la salsa se reduzca el tiempo suficiente como para concentrar todos esos sabores substanciosos. No hay que preocuparse porque el calabacín y el tomate se desintegren; su papel es absorber los sabores y crear la base de la salsa. En fin, aquí va:
Receta: pasta primavera
4-6 tomates Roma, pelados (ver más abajo) y picados
150 g de tocino magro (omitir para vegetarianos)
2 pimientos (rojo y amarillo), en juliana
1 calabacín, en cubos
1 zanahoria grande, en juliana
4-5 cucharadas de salsa de soja
3-4 cucharadas de miel o melasa
pasta (tiendo a usar fusilli secos – generalmente de espelta – porque se supone que esta es una comida rápida y fácil)
Pelar los tomates:
Hacer una 'X' con un cuchillo en la parte inferior de cada tomate y hervirlos durante 25-30 segundos o hasta que la 'X' se ensanche. Retirarlos del agua hirviendo y colocarlos en agua helada durante 30 segundos, luego pelar.
Otros:
aceite (uso aceite de semilla de uva)
albahaca fresca y romero (y tal vez orégano, mejorana y tomillo – o cualquier combinación de estas hierbas)
pimienta molida
sal (opcional)
Preparación:
Dorar el tocino en aceite a temperatura moderada y luego retírarlo de la sartén. Colocar los pimientos y la zanahoria en la sartén y freír hasta que los pimientos y la zanahoria hayan comenzado a caramelizarse. Agregar los tomates, el calabacín, el tocino, la salsa de soja, la miel, al albahaca, el romero y la pimienta molida (yo creo que la salsa de soja y el tocino suelen ser lo suficientemente salados, pero siempre se puede añadir más si se cree que necesita más sazón). Cubrir la sartén y dejar hervir a fuego lento durante 45 minutos o hasta que se reduzca lo suficiente para alcanzar la textura deseada en la salsa. La tapa es necesaria para guisar la mezcla, cosa que no se requiera añadir agua.
9:58 PM
Justine y yo estamos en extremos opuestos de la mesa del comedor. Zar está apilando vajilla en el lavaplatos diligentemente; insistió en que me esté quieto.‘Zar, cariño – ¿ya te has tomado tu Avanza?’
‘Sí. Hace unos cinco minutos.’
‘Entonces acuéstate, querido. Nosotros nos encargamos del resto. No tengo ganas de ayudarte al baño y desvestirte. Estás demasiado grandullón para ese tipo de cosas.’
‘Sí, mamá,’ dice Zar sonriendo. Se nota que está empezando a lucir cansado.
Cuando Zar se ha ido, Justine comenta: ‘Me dice ‘mamá’ para fastidiarme.’
‘¿Tiene memoria de tus padres?’
‘Dice que sí. Pero probablemente se trate sólo de destellos aquí y allá. Creemos recordar cosas porque reforzamos los recuerdos con otros posteriores, en realidad los editamos. Zar no tiene contexto alguno para los pocos recuerdos que le quedan, sospecho que los que cree tener probablemente se los he implantado. Y por supuesto, estos los sobreimpone a las imágenes de fotos viejas en álbumes. Le fascinaba mirarlos cuando era niño.’
‘¿Era esta la casa familiar?’
‘No. No teníamos un ‘hogar familiar’. Mis padres alquilaban. A los académicos les pagan una miseria. Supongo que estaban ahorrando para comprar una casa cuando hicieron ese viaje a Sídney. Pausa y toma un sorbo de vino. Sus ojos se desenfocan por un instante mientras dice con una sonrisa: 'Tenían esta vieja y destartalada camioneta Subaru de 1981 – con un agujero justo en la puerta del baúl por la corrosión. Apestaba a sus emisiones cada vez que conducíamos.’ Suelta su copa y ríe. ‘Recuerdo que me daba vergüenza cuando papá me dejaba en la escuela. Melbourne Girls’ Grammar. No era el lugar más indicado para tener un papá desaliñado con un cacharro por coche.’
‘¿Cómo lograban costear la matrícula?’
‘No podían. Gané una beca.’
‘Ah.’
‘Sé lo que te traes. Estás dragando el fondo hasta llegar a mi ‘pasado tenebroso’. Es cierto todo, si tanto te interesa. Adelante. Pregúntame lo que quieras. Te contaré todos los ‘detalles sórdidos’.’ Está fingiendo no importarle, pero la palidez de sus yemas la delata mientras aprieta el tallo de su copa de vino.
‘No estaba dragando en lo absoluto. Y no necesito saber al respecto.’
‘Ah… Entonces prefieres juzgarme desde la ignorancia, ¿verdad? – sin el ‘debido proceso’. ¿Qué clase de abogado actúa así?’
‘No estoy juzgando.’
‘Todo mundo juzga.’
‘No en mi caso.’ Arrastro mi silla junto a Justine. Luego tomo ambas manos largas y delgadas en las mías. ‘No me interesa hacerlo. Si quieres compartir algo, adelante. Pero en lo que a mí respecta, todos tenemos nuestras propias ruedas de conejillo de indias ; nada me da derecho, ni siquiera la inclinación, de escudriñar las ajenas, mucho menos la tuya. Así que verás, me importa un carajo lo que hiciste, érase una vez, para llegar a fin de mes.’
‘¿Entonces qué te importa?’
‘Sólo el aquí y ahora.’
Esta vez me toca a mí inclinarme y besarla. Ella me lo devuelve.
El lado de mi conciencia regañona me está diciendo que probablemente no debería estar haciendo esto. Pero mi lado espontáneo está cerrando las persianas.
Lunes, 10 de marzo de 2014, 7:05 AM
Resulta algo trillado, ¿no?: ¿aquello de 'mirar a alguien dormir'? No es lo que estoy haciendo. Me refiero, resulta entretenido por medio minuto, pero llega a tornarse un tanto aburrido. No, no estoy recostado mirando a Justine dormir. La estoy escuchando dormir. (Vale, de acuerdo; todavía de vez en cuando le echo un vistazo.)
Entonces, ¿por qué la escucho? Porque me encanta cómo suena. Kylie ronca como una motoneta o, en el mejor de los casos, como una sierra. Se revuelca y arremolina. Como ya he mencionado, se adueña de tanto territorio de la cama como Hitler en un Blitzkrieg.
Justine es todo lo contrario: se acurruca pacíficamente, mayormente de lado, ya sea anidada en la curva de mi brazo o de espaldas a mí. En ambos casos no hay mucho que 'ver' realmente: en la primera instancia está demasiado cerca, y en la segunda... bueno, hay un límite sobre cuánto tiempo se puede admirar la elegante curva de su cintura hasta la cadera; después de un rato vuelvo a mirar el techo.
No, es su respiración lo que me cautiva. Tengo los ojos cerrados y me estoy concentrando en ello como si fuera un koan susurrado y apenas oído. Coincide con su quietud: cuando la miro, sólo el leve movimiento de su pecho me da muestra de vida.
Como se podrá imaginar, a diferencia de Justine, he pasado la noche medio despierto. Incluso cuando he logrado quedarme dormido, mi sueño sólo ha durado hasta la próxima vez que se da vuelta; entonces vuelve mi alegría al recordar dónde estoy y me vuelven a aumentar tanto las endorfinas como la adrenalina, lo que me deja completamente despierto otra vez.
También me ha tomado por sorpresa cómo Justine ocasionalmente ha moldeado su cuerpo al mío, poniendo el brazo alrededor de mi pecho en un abrazo apretado. Kylie habría lanzado un manotazo y continuado su embestida hasta llevarme al borde de la cama. La gente dice que el alcohol revela tu verdadera naturaleza. Estoy por creer que el sueño también.
Abro los ojos para ver que amanece. Justine está de espalda hacia mí, pero la oigo suspirar y se da la vuelta. Hay suficiente de una luz lechosa filtrándose por la ventana para que pueda ver detalles. Su cabello está esparcido por la almohada. Tiene uno o dos grises. Noto también una ligera arruga marcada entre sus cejas (sus sueños, evidentemente, no son tan apacibles como me los imaginaba). Luego están las finas líneas alrededor de sus ojos y en las mejillas. Su nariz es un tanto torcida, algo que no había notado antes. Todo lo cual me trae a la memoria sus dientes frontales que, como observé anoche, se solapan ligeramente: la imperfección nunca ha sido tan perfecta. La siento empezar a despertarse y cierro los ojos, intentando lucir dormido – no quiero parecerme al cliché del acosador que espía a los que duermen. Mientras, la siento buscar mi mano, apretarla suavemente y luego entrelazar sus dedos con los míos. Decido quedarme aquí, inmóvil, todo el tiempo que pueda.
7:45 AM
Escucho las tostadas saltar y veo a Zar ponerlas en un plato y llevarlas a la mesa. Ya ha puesto los platos y cuencos; ha sacado la mantequilla, la mermelada, la leche y el cereal. Estoy junto a la hervidora que silba sobre la estufa. La quito y oigo el burbujeo en su interior mientras vierto agua en las tazas a través de una nube de vapor.
Después que bajo la hervidora de vuelta a la estufa, siento unos brazos apretándome desde atrás, un cuerpo presionándose fuertemente junto al mío, una mejilla contra mi cuello, el cálido olor del sueño.
‘Mmmm’, es todo lo que dice.
‘Buenos días.’ Me doy la vuelta y la beso. Siento sus manos acariciando mi rostro suavemente.
‘¡Eh, ustedes dos! ¡Vuelvan al cuarto!’ Al oírlo, Justine se ríe a carcajadas y se acerca a Zar, dándole un beso en la frente.
‘Hola, hermanito.’
‘Qué bueno ver que se están llevando bien, para variar’, murmura Zar. Justine toma una tostada y le unta mantequilla.
‘Entonces, ¿qué hay en la agenda hoy, chicos? Supongo que ‘Yoda’ ya está lista, ¿no?’
‘Sí, tengo más mezcla y edición por hacer, pero eso puede esperar’, respondo, agitando las bolsas de té dentro del agua caliente en la tetera. ‘Ayer empezamos otra canción. Zar y yo la elegimos del catálogo por ser una que podría permitir alguna variación de estilo.’
‘¿Qué canción?’ Justine pregunta con la boca llena, limpiándose mantequilla de un lado de la cara. Llevo el té a la mesa.
‘Por el momento es sólo una instrumental’, respondo.
‘La titulada ‘Persiguiendo al diablo’, añade Zar.
‘Ah…’ Justine arruga la nariz. ‘¿Por qué esa?’
‘A Dan le gustó.’
‘Dan – ¿en qué estabas pensando?’ Ríe mientras se cubre la boca. ‘Lo siento, Zar’, añade, tocándole el brazo. Él levanta una esquina de la boca, ‘al estilo Shelley’.
‘La encuentro interesante porque es una de las pocas del repertorio que no es meramente el típico pop punk.’
‘Es rock retro’, explica Zar.
‘Así es. Algo como de finales de los setenta, similar a ‘Boston’, un toque más ‘duro’. Pero le oigo otras tonalidades además. Y una línea melódica que iría bien de fondo para las voces. Estuve un rato durante un descanso ayer escribiendo algo de letra que a Zar parecieron gustarle. La ensayaremos hoy, a ver qué tal. Las voces de fondo son fáciles, así que no hay mucho que hacer.’
‘Aún resultaría rock retro, ¿no?’, dice Zar.
‘Sí, todavía rock retro. Pero una vez que la perfeccionemos y grabemos, me gustaría experimentar con otras mezclas. Misma métrica, tiempo, todo, pero con un arreglo diferente. Ahora que lo pienso, Zar, ¿puedes llamar a Silvio y asegurarte de que traiga sus instrumentos de metal hoy?’
‘Estás bromeando, ¿verdad?’
‘No.’
‘¿Estás seguro de que sabes lo que haces?’
‘Confía en mí. Si no funciona, no pasa nada. Dijiste que Fungus Records quiere variedad, ¿qué, no?’ Zar suspira y hace la otra ‘mueca Shelley’ de mirar hacia arriba y ponerse bizco.
‘Lo que tú digas... ‘jefe’. Voy a llamarlo.’ Se lleva su té y va hacia el teléfono fijo, agarrando una tostada al pasar.
Estoy acercando una silla junto a Justine justo cuando suena el timbre.
‘¿Quién demonios podría ser?’ Justine mira su reloj. Puedo ver que son apenas las 7:56 am, demasiado temprano para visitas en un día festivo. ‘¡Por Dios! Ni siquiera estoy vestida’, dice, bajando la vista hacia su bata de dormir de seda. Mira a Zar, que está hablando por teléfono en el pasillo. Este se encoge de hombros y señala al auricular. Entonces Justine mira hacia mí: Estoy otra vez con los pantalones cortos y camiseta prestados, demasiado pequeños. ‘¡Ay, por el amor de Dios!’ exclama con una sonrisa, luego se dirige hacia el pasillo. ‘¿Qué apuestas? ¿Testigos de Jehová?’
‘Se me hace que es tu vecino, a quejarse de la algarabía en el dormitorio por la noche.’
‘Ja-ja. Muy gracioso.’ Desaparece en su dormitorio y regresa un segundo después con una bata de baño que se pone. El timbre suena de nuevo.
‘¡YA VOY!’ La chica tiene unos pulmones impresionantes. Hay un poco de tintineo torpe con las llaves en la puerta, que luego se abre. Escucho un leve murmullo de voces. Luego la puerta de pantalla se abre y la principal cierra. Justine ha salido. Tal vez era el vecino después de todo.
8:01 AM
Han pasado unos minutos y Justine aún no ha vuelto. Zar regresa del teléfono.
‘Todo en orden. Aunque todavía no sé qué coño vamos a hacer con la trompeta y el trombón.’
‘Chico, confía.’
‘¿Quién estaba en la puerta?’
‘No sé. Tu hermana sigue ahí fuera, hablando con alguien.’
‘Eso está un poco raro.’
De repente escuchamos una voz elevarse. La de un hombre. Zar y yo cambianos miradas y nos dirigimos a la puerta. A medida que nos acercamos, los gritos aumentan.
‘… Vine a pedir perdón – ¿no puedes entender eso? Incluso volveré a poner a ese maricón imbecil en la nómina. ¿Es eso lo que quieres? Mira, voy a llamar a Jennifer ahora mismo. ¿De acuerdo? Aquí tienes– toma esto.’
Zar abre la puerta. Mirando por encima de su hombro, confirmo que es Ian. Carga un ramo de flores y una bandeja de repostería. Imagino que había planeado una sorpresa. En ese momento estaba tratando de entregarle las flores a Justine para poder alcanzar su teléfono, pero ella retrocede y sacude la cabeza.
‘No quiero tus flores de mierda, Ian. ¡Sólo quiero que te largues!’
‘Te dije que... ¡LO-SIENTO!’
‘Y yo te dije que... ¡NO-ME-IMPORTA!’
Ian pone la bandeja y las flores en el suelo, extiende los brazos hacia ella y baja la voz. ‘Vamos, cariño.’ Está moviendo los dedos hacia sí mismo. ‘Dame un abrazo. Te ves adorable, así toda desarregladita.’ Sigue acercándose a ella y Justine retrocede. Abruptamente, Ian extiende las manos, la agarra por los antebrazos y la trae hacia él. Ella se tensa y resiste.
Antes de darme cuenta, he salido volando por la puerta y me he lanzado sobre Ian en un placaje de rugby. Aterrizamos con nuestras cabezas en el mantillo entre dos arecas australianas. Siento todo el peso de la caída en mi riñón izquierdo y el aire se vacía explosivamente de mis pulmones. Ian aterriza bastante más suavemente, en gran medida sobre mí (porque estaba tirando de él y girando en el momento del placaje). Ha pasado demasiado tiempo desde que jugué al rugby, y la superficie nunca fue mitad concreto, mitad mantillo de astillas de madera en el lecho de un jardín.
Ian se levanta rápidamente y yo también. Estoy consciente que me veo ridículo en los pantalones cortos y camiseta demasiado chiquitos. Me mira sorprendido por un momento. Luego estalla a carcajadas.
‘¡OH, JA, JA! ¿Qué cojones tenemos aquí?’ Mira a Justine exasperado. ‘¿No me digas que has llegado a esto?’ Tú misma lo dijiste – ¡es el cabrón gemelo de Walter Mitty, por el amor de Dios! Es que no puedo creerlo…’ sacude la cabeza, mirando al cielo y luego a sus pies. ‘Eres una puta de mierda. Estás quedándote sin opciones, ¿verdad?’
‘¡Para! ¡Ya está bueno!’ Trato de sonar intimidante. Me mira con una mueca torcida a lo Robert De Niro.
‘¿Qué te traes, señorita ‘No Aguanto Media Hora de Baloncesto’? ¿Aparentar ser un HOMBRE? Eres patético. Aún más por intentar ligar con esta puta barata cuando te advertí que no lo hicieras. ¿Crees tener suficiente dinero para hacerla feliz, eh? ¿TÚ?’
Vuelvo a lanzarme sobre él, pero esta vez anula fácilmente mi placaje con un paso atrás y un agarre bajo de luchador, que usa para restrellarme contra el concreto. Por suerte, logró hacer uso de mi experiencia en rugby para convertir la caída en una voltereta al último instante; me golpeo un poco el hombro, por lo demás estoy bien. No bien dejo de rodar cuando me levantan de un tirón y me agarran por la camiseta prestada, que se rasga. En su lugar, siento los dedos de Ian hundiéndose en mi piel. Me lanza contra la cerca de panchas de acero entre las arecas. Estoy seguro que he dejado una abolladura, tal fue la fuerza. Me deja completamente sin aliento y me desplomo, deslizándome por la cerca. Mientras tanto, Ian avanza.
‘¡Ah, qué carajo!’ Nos despacha despectivamente con la mano, carraspea y escupe al suelo. ‘¡No valen la pena! ¡Los dos están jodidos – y bien jodidos! ¿Me entienden? ¡Se jodieron!’ Nadie le responde a esto. Ian resopla, sonríe como demente y camina despreocupado hacia la bandeja de pasteles. Primero pienso que va a recogerla y llevársela. Pero de repente la patea, con tal fuerza y violencia que prácticamente explota, bañando la entrada y las suculentas en las macetas con copos de masa, azúcar glaseada y trozos de almendra. La bandeja de cartón sale volando y aterriza cerca de mis pies. Alcanzo ver que las letras doradas del logo dicen ‘Pierssené Bakery and Fine Food’. Me parece un terrible desperdicio de buena repostería.
1:15 PM
‘¿Reggae? ¿Estás bromeando, verdad? ¿Qué carajo, compa? ¡No somos una banda de reggae!’
Zar acaba de caer en cuenta e identificado las líneas de batería, guitarra y bajo que les he pedido que toquen respectivamente. Ya hemos grabado el acompañamiento de metales en tres partes de Silvio (que consta de sólo cuatro notas ascendentes): tenía un estilo claro de reggae, pero sin un contexto era difícil que la banda lo reconociera. Ahora que les estoy pidiendo lo que es obviamente reggae (la batería, por supuesto – una línea base de reggae escueta y relajada al estilo de los primeros números de ‘UB40’ – que les tarareo – y una guitarra rítmica rasposa usando la Stratocaster de Seb) mi concepto les queda claro.
‘Entiendo el enfoque de jazz que acabamos de intentar. ¿Pero reggae? ¡Qué va, viejo!’ Zar se pasa la mano por el cabello enredado. Opino que necesita lavárselo.
‘Espera a que lo escuches, amigo mío. Verás a lo qué me refiero.’
‘¡Pero se supone que somos una banda punk!’
‘Okey, aquí va la historia: el movimiento punk comenzó con gente que no sabían tocar música. Por ejemplo, Sid Vicious no sabía tocar cuando se unió a los ‘Sex Pistols’. Cuando ‘The Police’ eran una banda punk, su primer guitarrista – Henry Padovani – no podía tocar ni para rascarse los cojones (aunque dicen que ahora sí). ¿Saben qué les pasa a las bandas punk cuando aprenden a tocar? Evolucionan. Cambian. Incorporan diferentes elementos en su música. Ustedes ya saben tocar. Pero es fatal estancarse tocando el sonido de ayer. Necesitan ser originales. No tengo intención de transformarlos en una banda de reggae. O de jazz. Pero creo que pueden, y deben, experimentar un poco: incorporar diferentes géneros para crear su propio sonido – su propio género. Las mejores bandas del mundo desafían ser clasificados. Eso es a lo que deben aspirar. No a que la gente diga: ‘‘The People’ suenan como ‘Good Charlotte’.’ Sino que digan: ‘Esa banda suena como ‘The People’.’ ¿Entienden?’ Zar escucha pero sigue sacudiendo la cabeza.
‘Hagámoslo como dice el hombre’, opina Seb. ‘Además, hemos llegado demasiado lejos por este camino como para dar marcha atrás ahora. Y dijeron que querían ‘variedad’, ¿no es cierto?’
‘Estoy de acuerdo con eso, gente’, dice Bart.
‘Bueno, dale…’, suspira Zar.
‘¡Adelante entonces!’ grito. ‘Empezamos con la batería. Silvio, prepárate para darle a play y grabar. Bajen los faders a todo menos las voces y la pista de clic. Recuerden mí gente: mismo tiempo y compás, sólo el estilo es diferente.’ Zar se acomoda en su taburete y yo le hago una señal a Silvio, que espera en los controles.
4:54 PM
Cruzamos a la otra orilla del proyecto con una nueva canción: ‘Suficiente para tí’. Y tenemos tres versiones en desarrollo: una en rock retro de finales de los setenta, una versión de jazz ‘nocturno’ y una versión de reggae sombría y melancólica. También tenemos el número instrumental de rock original. Para el final de la noche estoy seguro que habremos logrado lo que debió ser cabronamente imposible: un EP de cinco canciones grabado en dos días, cubriendo cuatro géneros completamente distintos.
11:45 PM
Estamos otra vez comiendo pizza y bajándola con botellas de cerveza. Nos tomó todo el día y por fin la banda se ha ido. Estoy con Justine en la sala, una caja abierta de Cielo's sobre la mesa de centro. Está sentada en el sofá conmigo, sus largas piernas sobre mi regazo.
Estoy tocando un viejo LP de vinilo en el tocadiscos del tío Frank, uno de mis favoritos: ‘Lo mejor de Connie Francis’. (Curiosamente, se me hace que ella y Justine tienen rasgos similares.) Ya hemos escuchado el primer disco con ‘ Who’s Sorry Now?’ y ‘Lipstick On Your Collar’ ahora estamos en la primera cara del segundo disco comenzando con ‘Where the Boys Are’. Dejo que la sincronicidad inherente en los títulos me embargue.
‘Mi Amà – abuela – adora esta música. Claro que ella es de esa época. ¿Dónde diablos lograste conseguirla?’
‘Vino con la casa’, digo, mordiendo un bocado de pizza.
‘Nunca me dijiste quién es el dueño de este lugar.’
‘Larga historia. Un amigo – en realidad un socio del tío Frank. Pero si entro en eso, estaremos aquí toda la noche. Y tenemos trabajo mañana.’
‘Hablando del tema, ¿cómo lo manejamos?’
‘No sé exactamente.’ Suspiro y me doy un estirón. ‘Ambos seguimos trabajando en Propiedades. Ian no tiene de qué acusarnos en el trabajo. Al menos, consta que no he estado metido en la red gran parte del tiempo. Y sospecho que no eres de las de meterte en Facebook y esas cosas.’ Justine pone los ojos en blanco al mencionarlo.
‘No lo soporto. No puedo permitirme perder el tiempo así.’ Toma un sorbo de su cerveza.
‘Entonces supongo que estamos de oro. Ian se calmará. Tendrá que acostumbrarse. Y si no lo hace, supongo que no nos queda otra que improvisar.’
‘¿Qué pasa si le da una pataleta y le cuenta a todos sobre mi ‘pasado sórdido’?’
‘¿De verdad crees que va a jugar su única baraja contigo así, sin más?’
‘Podría hacerlo por etapas...’
‘No. Siento decírtelo, pero una vez esas cosas salen, se corren como pólvora.’ Le toco la pierna para enfatizar mi punto y noto las cicatrices en sus rodillas y espinillas. ‘Vaya – mira esto. Has pasado el Niágara en bicicleta, ¿eh?’
‘Se podría decir que sí. Hockey en la escuela, entre otras cosas.’
‘Jum. Tenemos pasados similares, ¿sabes? Fui a la Hale School en Perth. También jugué al hockey. Sin embargo, no gané una beca.’
‘Obviamente tus padres podían pagar la matrícula.’
‘No. Papá tenía una panadería en un pequeño pueblo llamado Tannup. Después de mudarnos a Perth, vendió enciclopedias. Me temo que no hay mucho dinero en eso,.’
‘¿Y tu madre?’
‘Ah – ella solía ayudar a papá en la panadería. Después se volvió a la antigua. Se quedó en casa. Jugando al bridge. Club de Leones. Ese tipo de cosas. Básicamente se retiró. Supongo que no debía haber sido sorpresa: para entonces ya era mucho mayor. Mamá ya estaba al final de sus cuarenta cuando me tuvo. Papá era aún mayor: había mayor diferencia de edad entre Papá y Frank que entre Frank y yo.’
‘Entonces, ¿quién pagó por tu educación?’
‘Tío Frank.’
‘¡Guau! Sabes, apenas hablas de tus padres. Sólo de Frank. Es como si él fuera tu todo. No caí en cuenta cuando fui a Perth aquella vez. Quiero decir, sabía que era tu tío y que eran unidos. Pero al parecer teníasn una relación especial.’
‘Muy especial. Hasta…’
‘¿Hasta qué…?’
‘Ah…’ Miro mi reloj. ‘Es demasiado tarde para entrar en eso. Te prometo que te lo cuento mañana.’ La última palabra queda resaltada por una especie de hipo porque Justine me ha enterrado el dedo gordo del pie en las costillas. La uña está pintada del mismo tono de rojo que su lápiz labial. También noto que está empezando a salirle un pequeño juanete. De seguro resultado de usar los estrechos zapatos de mujer,
‘No es justo. No puedes seguir dejándome en suspenso así.’
‘En serio. Es una historia larga. Tuvimos una especie de distanciamiento. Por una chica. O debería decir, una mujer. Pero eso ya acabó’, digo, tomando un trago de mi botella.
‘¿Quieres decir que a él también le gustaba la chica?’ Al Justine decir esto, estallo a reírme y la cerveza me sale como un chorro por la nariz.
‘No, no, no. Frank la detestaba. Y ella a él.’
‘Ah.’
‘De todos modos, nos reconciliamos a tiempo. Eso es lo único que importa.’
‘¿Y la chica?’
‘Agua bajo el puente’, digo, levantándome y vaciando mi botella. Le extiendo la mano. ‘¿Nos retiramos?’ Justine baja las piernas del sofá con elegancia, deja su botella casi llena sobre la mesa de centro y procede a llevarme arriba.
Sólo al llegar al tope de la escalera me acuerdo que el disco está tocando la última canción ese lado: ‘My Heart Has a Mind of its Own’ – pronto la aguja sólo repetirá estática. Bueno, ¿qué le vamos a hacer?
Martes, 11 de marzo de 2014, 7:15 AM
La ducha está corriendo y tengo una vista casi ininterrumpida de la figura de Justine (bueno, el vapor ha empañado un poco el cristal). Está de espalda y se enjuaga el cabello, con la cara hacia la ducha, usando ambas manos para esparcir el acondicionador. Estoy tumbado de lado en la cama mirándola , con la cabeza apoyada en mi mano.
Más tarde, hurga en mi ropero, el cabello mojado peinado hacia atrás, cepillándose los dientes y ojeando mi ropa.
‘Sabes’, dice con la boca llena de pasta de dientes, ‘tiebes muchaf roba.’ Vuelve al lavabo para escupir, enjuagar y escupir de nuevo. Vuelve a ponerse la bata y ojea un poco más.
‘Sí. Traje algo conmigo. Lo demás la obtuve aquí en una compra impulsiva.’
‘Algunas marcas ‘chic’. Lo que soy yo, poco me importa. Compro en Target la mitad del tiempo. La clave está en cómo lo combinas’
‘Cosa que haces perfectamente.’
‘Lo que no me explico es esto’, dice, sacando mis vaqueros ‘s'iveL’ de su percha. ‘Está invertido. Se leería ‘Levi’s’ si las letras no estuvieran al revés.’
‘Sí. Eso a veces pasa con las imitaciones baratas de China. Eso, u otras veces el molde de imprimir que usan se invierte y todo un lote sale mal.’
‘Y luego estos trajes. Obviamente los has tenido por un tiempo. Pero el bolsillo de la chaqueta y los botones están del lado equivocado. ¡Oye, estas etiquetas también están al revés!’
‘Los conseguí todos en el mismo lugar. Harbour Town tenía una oferta de un lote que echaron a perder por haberlo manufacturado al revés, incluyendo las etiquetas.’ Estoy poniéndome los zapatos, mientras me siento apenado por mentir. Pero, ¿cómo puedo explicarle toda la verdad en los pocos minutos que quedan antes de irnos a trabajar? Tendrá que esperar hasta esta noche.
‘Sabes, acabo de caer en cuanta de a quién me recuerdas.’ Justine entra en el dormitorio y se deja caer de espaldas en la cama junto a mí. Estoy sentado al borde, inclinado, atándome los cordones.
‘Cuéntame.’
‘Este tipo, Carl, con quien solía tratar los asuntos de Pikkeljig. Me pregunto qué habrá sido de él. Se parecía mucho a tí. Bastante mayor, eso sí, con menos pelo – pero aún así guapo.’
‘¡Puaj!’
‘¿Por qué ‘puaj’?’ Justine se sienta frunciendo el ceño. ‘Ni siquiera lo conoces.’
‘Eh – ya sabes. Otros hombres.’ Me da un manotazo en el hombro.
‘Me decepcionas. ¡Pensé que no tenías problema con mi pasado!’
‘Por supuesto que no. Es que al mencionar un tipo mayor que se me parece...’ Justine me mira con curiosidad mientras digo esto.
‘A veces eres raro, ¿sabes?’
‘Hablando de tu pasado’, me levanto para ir al tocador donde guardo mis gemelos, ‘¿Será posible que Ian tenga más información perjudicial sobre ti?’
‘Sí, una vez maté a alguien y guardé el cadaver enrollado en una alfombra en el maletero de mi coche. No, idiota – ¿qué te has creído?’
‘Lo siento, no estaba insinuando. Es que tengo la corazonada que Ian te lanzará cuanto barro pueda encontrar. Supongo que deberíamos prepararnos para lo peor.’
‘Bueno, soy bastante aburrida, aparte del trabajo a tiempo parcial que hice mientras estaba en la universidad. Y fue recientemente que Ian se enteró de eso.’
‘¿Cómo lo supo?’
‘Normalmente nunca revelaría la identidad de un cliente, pero como él me traicionó, no lo merece. El Secretario del Registro Civil, Hycklare. Él e Ian son amigos. Miembros de un pequeño club exclusivo. Resulta ser que Hycklare era uno de mis clientes fijos. Cuando me vio con Ian en un evento, parece que no pudo contenerse.’
‘¡Qué clase de cabrón! Estuve ante Hycklare justo la semana pasada’, digo, mientras me pongo la corbata.
‘¿Y tú? ¿Algún trapo sucio que Ian te pueda sacar a la luz?’
‘No lo sé.’
‘Cuando se trata de tí, eres un papagayo, ¿verdad?’
‘Tal vez porque no hay mucho que contar’, digo riendo.
‘¿No te preocupa lo del ‘asunto de hombres pendiente’?’
‘Ian fanfaroneaba, ¿no crees?’ Puras bravuconadas.’
‘No lo sé. Puede ponerse bastante agresivo, como has visto. Nunca me golpeó, pero tengo la sensación de que íbamos por ese camino. Ya ves cómo me sacudió en la cancha de baloncesto. Creo que iba a hacer lo mismo cuando me agarró ayer. Estoy segura de que es de pleitos cuando se trata de machos rivales. Y le lastimaste bastante su hombría al pasar la noche en mi casa.’
‘Bueno, si intenta algo, tendré que usar algunas de mis propias mañas contra él.’
‘¿Sí, cuáles? ¿Esquivar y correr?’
‘Ja-ja. Puede que no lo creas, pero sé un par de cosas. He estado mirando los videos del otro Dan Djurdjevic.’
‘Ver videos no es lo mismo que saber pelear, ¿sabes?’
‘¿Del lado de quién estás, eh?’ le pregunto sonriendo y acercándome para darle un beso. ‘Voy a tomar el tranvía. Si no llegamos juntos, atraeremos menos atención – y le causamos menos perreta a Ian.’
‘Buena idea’, dice mientras me tira de la corbata para darme otro beso. ‘No estaré muy detrás de tí en mi coche. Sólo tengo que vestirme y maquillarme. ¿Nos vemos en el almuerzo?’
Sonrío y asiento.
9:29 AM
Estoy tratando de acostumbrarme a trabajar sin Silvio. Le echo de menos enormemente. Carmel, su reemplazo, resulta ser alguien sombría, me pregunto si nos llevaremos bien. Es una mujer menuda con cejas muy gruesas y oscuras que me distraen muchísimo cuando hablamos.
‘Esto llegó para ti’, dice dejando caer una revista sobre mi escritorio. ‘Sales en ella.’ Da la vuelta y sale.
Echo un vistazo. ‘Semanario para abogados’. Paso las páginas, con un barrunto que causa de inmediato el formarse un nudo en mi estómago. Ahora recuerdo el correo electrónico de Susan, la asistente de Ian; probablemente era sobre esto. ¿Por qué no lo leí? Podría haberlo detenido a tiempo.
Finalmente encuentro el artículo en la página ocho: hay una foto mía, tomada por Jennifer mi primer día, y una breve biografía. Menciona que me he mudado a Melbourne. Esto es lo peor que podría haberme imaginado: Dixon recibirá su propia copia en unas tres horas. No se me ocurre cómo solventar esto.
Justine entra abruptamente. Sus labios están fruncidos y hay lágrimas acumulándose en sus ojos. Estoy pensando que Ian le ha hecho algo, pero por otro lado, trae un archivo que me extiende. Tal vez sea un problema profesional que de alguna manera la ha molestado.
‘Sabes, esta mañana descubrí algunas cosas. Cosas interesantes.’ Callo – no tengo idea por dónde viene esto. ‘Por ejemplo’, tira de una silla y se sienta muy recta, con la espalda tiesa, ‘revisé dos veces el archivo de Pikkeljig.’ Deja caer el archivo sobre el escritorio frente a mí y comienza a pasar las páginas con manos temblorosas, deteniéndose de vez en cuando para lamerse el dedo índice. ‘’Tiene una dirección residencial muy interesante. ¿Adivinas cuál podría ser?’
Callo.
‘¿No?’ Justine pasa unas páginas más. ‘Ahí la tienes. ¿Qué te parece? Es exactamente la misma donde te estás quedando.’
‘¿En serio?’ Mi voz se quiebra al decir esto.
‘Sí, en serio. Curioso, ¿verdad? Hace dos meses no conocías al hombre, ahora resulta que estás viviendo en su casa. Bebiendo su vino. Usando su estudio. Probablemente usando su ropa.’
‘Eso es –’ Empiezo, pero Justine levanta la mano para silenciarme.
‘Luego tenemos este encantador artículo en ‘Semanario para abogados’ .’ Abre en la página ocho. ‘¿No es estupendo? Te ves tan dulce en esta foto. Pero oye, ¡aquí hay otro artículo sobre tí en la página dieciocho!’ dice mientras pasa unas páginas más. ‘¿Y sabes qué dice ese? Dice…’ pausa para encontrar la línea correcta, su dedo índice temblando aún más. ‘Ah, aquí estamos: ‘Dan Djurdjevic, de Dixon, Cox y Peters, está actualmente gestionando en Kuala Lumpur, Malasia. Extraña a su esposa y amigos.’ Y bien, ¿no resulta interesante? Pensé que podría haber leído mal – porque no puedes estar en dos lugares al mismo tiempo, ¿verdad? Así que también lo verifiqué dos veces. De hecho, lo verifiqué tres veces. Pero las fechas coinciden. O estoy imaginando que estás aquí, o le has mentido a tu esposa y a todos en Perth. ¿Qué tal voy?’
‘No es lo que piensas. La situación es bastante más complicada...’
‘Pero es que nada más fácil de entender, ¿verdad? Mira lo que cayó de esos jeans de imitación en tu casa – mejor dicho, en casa de Pikkeljig. Estaba volviendo al baño y lo vi en la alfombra.’ Saca algo de su bolsillo y lo lanza sobre el escritorio frente a mí. Oigo el tintineo mientras rebota y rueda un poco. Es mi anillo de bodas. ‘Diría que las piezas del rompecabezas están empezando a encajar perfectamente, ¿no crees?’
‘Puedo explicarlo. Tomará tiempo. Hay mucho que contar...’
‘Déjame explicártelo: estás casado. Tu esposa piensa que estás en Kuala Lumpur. Mientras tanto, pasaste por la casa de tu tío en Perth, encontraste una llave de la casa de su amigo en Melbourne y decidiste ocuparla. Mientras lo hacías, comenzaste una vida nueva, pasándote por ser alguien que no eres. En lugar de enfrentar los problemas que tenías, huiste y creaste una especie de mundo de fantasía. ¿Cuán mal de la cabeza hay que estar?’
‘No fue así– ¡en serio! Es una historia larga...’
‘Guárdatela.’ Levanta la mano y se da la vuelta. ‘Es una historia que ya he escuchado: quieres dejar a tu esposa, pero no quieres divorciarte porque ‘lo perderás todo’. Le mientes a la gente, a gente como yo. Prometes cosas que no puedes cumplir. Y cuando te descubren, mientes aún más. Incluso le mentiste a la vecina, diciéndole que tu nombre era Pikkeljig. ¿Qué le dijiste? ¿Que eras su sobrino? Vaya, se ve en tu cara que acerté. No eres tan diferente a Ian, sólo mucho menos... capaz. Él tiene éxito con su dinero y encanto, tú con tu patética imitación de Walter Mitty
‘No es un acto...’
‘En realidad , eres meramente un cínico frío y manipulador, enfocado en cómo sacar ventaja. ¿Sabes cuál es la mayor diferencia entre tú e Ian? Te aventaja mucho en lo de mentir. Puede que no tenga razón en la mayoría de las cosas, pero tengo que estar de acuerdo con él en esto: ¡eres patético! No puedo imaginar qué te hizo pensar que podrías salirte con la tuya con este… este… ¡Ni siquiera sé cómo llamarlo!’
‘¡Te equivocas!’
‘Está bien, sólo dime esto – sí o no: ¿tu esposa tiene idea de que estás en Melbourne?’ Me escudriña el rostro mientras espera la respuesta.
‘No.’
‘Eso pensé.’ Justine se levanta y camina hacia la puerta, donde se detiene y dice en voz baja: ‘Nunca vuelvas a contactarme. Mantente alejado de Zar y los otros chicos. De ser necesario, envíales una memoria USB con la música que han hecho – por correo postal. ¿Sabes de ingeniería de sonido o te lo inventaste sobre la marcha? En lo personal, no me importa. Les voy a dejar saber a los chicos que no se molesten contigo porque simplemente no vales la pena.’
Y con eso se va. Recojo el anillo y lo sostengo entre mis dedos. Miro el interior: el nombre de Kylie está escrito como ‘Kyrie’ en letras griegas (Κύριε) seguido de la fecha de nuestra boda, pero está al revés, parece algún tipo de escritura élfica de ‘El señor de los anillos’.
Hay un golpe suave en la puerta. Ian, sonriendo amablemente, está de pie en la puerta, apoyado en el marco.
‘No pude evitar escucharlo todo. Por supuesto, tenía una idea de lo que vendría, ya que fui yo quien le mostró a Justine el asunto de la dirección. Verás, después de nuestra pequeño disgusto de ayer, fui a casa y llamé a Susan – la puse a investigar de inmediato. Estuvo en eso hasta tarde anoche. Te diré que está muy disgustada contigo. No le gusta perder sus días festivos. A nadie le gusta eso. Pero’, suspira, ‘había que hacerlo.’
Ian entra en mi oficina y se apoya en el respaldo de la silla en que Justine se sentó momentos antes.
‘¿Sabes qué te hundió? Los dos artículos en la misma revista. Supongo que ignorabas del de KL, ¿verdad? Alguien en Perth lo escribió inocentemente. O tal vez pensaste que lo atajaste a tiempo, pero fallaste. Como quiera, me dio una pista. Así que hice que Susan verificara tu dirección. Princes Hill. Y pensé: ‘¿de dónde me suena eso?’ Llamé a la gerente de nuestra División de Propiedades – nuestra querida Branka. Le pregunté: ‘Conocemos a alguien en Princes Hill?’ Me contestó: ‘Hace unos años hicimos ese cierre caro de una propiedad en Princes Hill comprada por el Sr. Pikkeljig. Luego apelamos la decisión de Planificación respecto al sótano. Fuiste tú el que lo argumentó – ¿recuerdas?’ Y pensé: ‘Sí, lo recuerdo. Lo recuerdo muy bien.’’
Pausa, pero no contesto. Adivino lo que viene.
‘Así que imagina mi sorpresa cuando verifiqué y descubrí que estabas viviendo en la misma dirección: la de una propiedad que, por cierto, administramos. Tenemos instrucciones fijas de estar alerta en caso de intrusos. Al Sr. Pikkeljig eso lo preocupa mucho; es un hombre muy privado. Cosa que me trae a tí: un desgraciado, un fracasado de un bufete de poca monta en el rincón más remoto del planeta, en busca de una salida – tal vez una aventura. Alguien que revisando las cosas de su tío encuentra una llave – y la dirección correspondiente. Luego, en un ataque de locura – una especie de crisis de mediana edad – decide mudarse a Melbourne – basándose en una serie de mentiras patéticamente transparentes. Una ‘nueva vida’ construida como casa de naipes.’ Se inclina amenazante hasta quedar a poco de mi cara. Huelo otra vez su aliento a café. Su boca sonríe, pero sus ojos no, mientras dice: ‘Bueno, amigo, te tengo atrapado.’ Se aparta y continúa: ‘Asegúrate de haber recogido tus cosas y salir del edificio en diez minutos o llamaré a seguridad. Es más, ¡soy capaz de sacarte a patadas por el culo yo mismo!’
Al igual que Justine anteriormente, se detiene en la puerta para darme sus últimas palabras: ‘Todavía tenemos otro asunto pendiente, ¿te acuerdas? Si piensas que lo olvidé, recuerda que el allanamiento es un delito, uno que yo, como oficial del tribunal, estoy obligado a reportar. A menos, por supuesto, que todo el asunto pueda resolverse de manera sumaria... ¡Ay, cuánto ansío eso, Mitty! También lo deberías tú. Sería una lección que ninguno de los dos olvidará. Piensa en ello como un vínculo entre los dos.’ Con eso desaparece de mi vista. Creo oírlo riendo mientras se aleja por el pasillo.
No bien se ha ido, Carmel se para en la puerta sosteniendo una caja de cartón vacía. Resulta demasiado grande para mis escasas pertenencias, sobre todo porque no necesitaré la parafernalia de McMahon (como el reloj de escritorio y los pisapapeles).
10:50 AM
Estoy ‘en casa' – en el sótano. Miro la pantalla de la computadora y leo un correo electrónico de D1 – enviado esta mañana. Son más malas noticias:
Querido D2
Lamento informarte que ha llegado el momento. Logramos cerrar todo hoy, así que vuelo de regreso a Perth esta noche.
Iré en taxi directamente a la casa de Wanneroo. Quisiera que me imprimieras el anillo mañana, si es posible, y la lista de cosas que necesito saber para el trabajo en Melbourne.
Oye, socio, siento hacerte esto. Voy a intentar tomar un vuelo el viernes. Necesitaré que te hayas ido para entonces. Recuerda: siempre fue parte del plan. Es inevitable.
D1
Sacudo la cabeza. No sé cómo responder. El pobre D1 se va a llevar un susto terrible. Voy a tener que darle la noticia con delicadeza. Intentaré decírselo por Skype mañana. Tendrá que quedarse en Perth – alegar que el reportaje de ‘Semanario para abogados’ sobre haberse mudado a Melbourne fue un error de imprenta. Probablemente no querrá intentar reconciliarse con Kylie, pero al menos puede divorciarse de ella y empezar de nuevo. Justo al pensar eso, recibo un segundo correo electrónico:
PD. Acabo de escribirle un mensaje largo a Frank. No te mencioné, pero le conté sobre KL y Teresa. Le dije que me mudo a Melbourne, a mi manera (sin usar a los impresores). Espero que le parezca bien. En fin, hagas lo que hagas, no lo contactes, ¿vale? ¡Arruinaría todo lo que hemos estado organizando! Sé que puedo contar contigo.
Mi corazón late ahora como nunca. Estoy empezando a sudar, las sienes me palpitan y siento bastante mareo. Me doy cuenta que no he hecho una copia de por-si-acaso de mí mismo en siglos– ahora sería probablemente buen momento para corregir el lapso. Haré eso primero. Después llamaré a Frank por Skype y le explicaré todo este maldito berenjenal. Espero que entienda y me perdone.
Abro Profile Generator 3.2, presiono el botón de grabar, luego camino hacia la cabina y cierro la puerta. Oigo el clic de la cerradura y sé que el proceso ha comenzado. Unos segundos después oigo un clic otra vez y sé que la grabación ha terminado.
Abro la puerta y voy hacia la pantalla del ordenador. Me doy cuenta que, por alguna razón, el modo de reposo se ha activado; normalmente se tarda una hora para que eso suceda (así es como he ajustado la configuración, al menos eso creía). Muevo el ratón y veo que el reloj en la pantalla– también desajustado – marca las 9:06 pm. ¡Qué raro! Y Skype está encendido. De hecho, veo la silla de Frank en su terraza, aunque está vacía. Parece ser temprano por la mañana allí. No recuerdo haber oído a Frank llamarme. Y aunque lo hubiera hecho, habría tenido que responderle para que esta pantalla estuviera abierta.
¿Qué diantre está pasando?
De repente, escucho un grito angustiado desde arriba. Es la voz de una mujer. Empiezo a correr por las escaleras. Al mismo tiempo, escucho la voz de Frank a través de la conexión de Skype:
‘Sobrino, ¿estás ahí? ¡Contéstame! ¡Oye, te estoy viendo, viejo – detente un segundo!’
Pero estoy corriendo y no pienso parar. Algo está pasando y suena urgente. Primero me encargaré de eso, luego hablaré con Frank. Después de todo, a las malas lo he aprendido: no puedes estar en dos sitios a la vez.
Próximo: 9. ¿Ves lo que yo veo?