2. La forma en que vives

Previo: 1. Hacer vista gorda

Sábado, 4 de enero de 2014, 7:50 AM

Frank sonríe. Me saluda con la mano y se acerca, evitando con cuidado los pedestales de los micrófonos y dando zancadas para no pisar los cables. Al abrir la puerta de la sala de grabación, me dice: ‘¿Qué te pasa, sobrino? pareciera que has visto un fantasma.’

Lo miro fijamente, incapaz de hablar. Él parece despreocupado y se dirige directamente a la computadora, donde empieza a escribir en el teclado.

‘¿Cuál es la fecha, Dan? Ah, aquí está – 4 de enero de 2014. Interesante.’ Se vuelve hacia mí, el ceño fruncido. ‘Dime, ¿cómo morí?’ Lleva puesto su cárdigan azul favorito, con parches en los codos – el mismo que acabo de ver colgado en el armario. Incluso los agujeros de las polillas son exactamente iguales.

‘¿Quién eres?’ es todo lo que logro decir, retrocediendo hacia las escaleras. Frank mira de nuevo la computadora.

‘Ah, bien – veo que lograste ejecutar el último perfil. Odiaría perder más tiempo del necesario. Entonces… acaba de decrime. ¿Cómo morí? Estoy muerto, ¿no?’ Sus ojos grisáceos me miran desde detrás de sus gafas de montura cuadrada. Noto que su cabello ralo está ligeramente desordenado – estaba recortado cuando lo vi por última vez.

‘Te atragantaste con pavo en la barbacoa de Navidad’, digo, mi voz apenas se escucha. Frank niega con la cabeza.

‘¿Qué pasa contigo, muchacho? ¿No te enseñaron RCP?’

‘También tuviste un ataque cardiaco. Los paramédicos dijeron que nada podíamos haber hecho…’

‘Eh, supongo que estás perdonado entonces. Tomaré nota de hacerme un chequeo lo antes posible.’ Le das unas palmaditas, intrigado, al lado derecho de su pecho. ‘Las cosas no deben andar muy bien con la vieja bomba.’

‘Estás muerto…’

‘Sí y no. Ay, deja de mirarme así, me estás empezando a encabronar.’

‘Pero no puedes estar…’

‘Sí puedo, y lo estoy.’

‘Te vi… lo vi… enterrado. Mi tío está bajo tierra en el Cementerio de Karrakatta. ¿Quién… QUIÉN COÑO ERES?’

Frank suspira y continúa tecleando a dos dedos frenéticamente. ‘Sí, estoy en Karrakatta. También estoy aquí. Eso fue entonces, esto es ahora. ¿Entiendes?’ Se vuelve hacia mí, alisando algunos mechones rebeldes en su cabeza. Noto la conocida cicatriz púrpura en el dorso de su mano derecha. ‘No, veo que no lo entiendes.’ Reanuda su tecleo. ‘De todos modos’, murmura, ‘me alegra que el Plan B haya funcionado. Ahora podré ver cómo se desarrollará el próximo capítulo de mi vida.’

‘¿Qué ‘Plan B’? ¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?’

‘¡Deja de gritar, idiota! Por lo menos a mí. En vez, prueba gritarle a esa patética excusa de ser humano que llamas tu esposa.’

‘¿Cómo te atreves?!’

‘O a ese imbacil de Brad. Para el caso, grítate a ti mismo. Solo espera hasta que me haya ido.’ Frank escribe una línea final en el teclado, presiona ENTER con un gesto ostentoso y me empuja con el codo hacia la sala de grabación. Lo sigo.

‘Dije, ¿CÓMO TE ATREVES?’

‘Te dije que dejaras de gritar, ¿no? Me estás dando dolor de cabeza.’ Se detiene ante la puerta de la cabina de grabación. ‘Escuchame, y con atención, Dan.’ Ajusta su Rolex GMT Master II, el reloj de pulsera que ha usado desde que tengo uso de razón (pero que se ve un poco raro por razones que no logro comprender ya que no lo miro con detenimiento). ‘Mientras estaba, ejem, ‘vivo’, tenía que cuidar mis modales.’ Levanta la vista, sus ojos como focos de luz larga. ‘Ahora me importa un bledo. Puedo decir lo que quiera. Pero te voy a hacer un favor – uno que realmente no mereces.’ Mueve las manos, señalando la habitación. ‘Todo esto está a tu disposición. Si lo usas, úsalo sabiamente. Si no, ciérralo y déjalo para Pikkeljig. Por el amor de Dios, no le digas a nadie más sobre esto. Creo que puedo confiar en ti – privilegio abogado/cliente y toda esa mierda. Recuerda, Dan…’ Toma aliento. ‘Solo tú puedes cambiar la forma en que vives.’

‘¿Qué carajo significa eso?’

‘Deberías saberlo.’ Frank sonríe, mostrando sus dientes blancos. Noto su nariz, siempre quemada por el sol. ‘Es de nuestra banda favorita, los ‘Hunters and Collectors’. Una de las pocas bandas de los ochenta que no sonaba como una absoluta mierda.’

Dios mío – ES ÉL.

‘Mírate en un espejo Dan. Eres una caricatura. Te haces de la vista gorda sobre todo lo que anda mal en tu vida. Igual que Jack. Pensé que te parecías más a mí.’ Vuelve a mirar su reloj. ‘Dan, tienes la oportunidad de romper el statu quo. Mi consejo – tómala. De todos modos, esto es ‘adeus’ de mi parte.’ Gira hacia la cabina y abre la puerta.

‘¡Detente, tío Frank! ¿Qué está pasando? ¿Qué hay ahí?’

‘Todo está en la computadora. Eres inteligente, darás con ello.’ Frank guiña un ojo mientras entra y permite que la puerta se cierre tras él. Puedo verlo através de la ventana, de pie en el centro de la cabina, con la espalda contra la espuma corrugada.

‘¡FRANK!’

Y, sin previo aviso, desaparece.


5:02 PM

Cada vez que cierro los ojos veo una imagen encarnada de malezas en el interior de mis párpados: de hojas anchas, tallos peludos y tan altas como un hombre adulto.

He pasado las últimas dos horas tirando de ellas frenéticamente. A pesar de la montaña de follaje que he apilado en un extremo del ‘césped’, una mirada rápida revela que hay poca diferencia en el ambiente general de mi jardín. Estoy trabajando frenéticamente porque pasé la mayor parte del día en la casa del tío Frank, buscando respuestas, pistas – cualquier cosa que me ayude a entender lo que pasó. Esto me ha dejado muy poco tiempo para la jardinería que prometí hacer. Por suerte, Kylie va a su club de tenis cada sábado por la tarde, donde juega algunos partidos y luego toma unos tragos con sus amistades en el bar del club. Esto me ha ganado algo de tiempo pero, temo, no será suficiente.

Reanudo mi ataque contra un manojo de malezas, decidido a abrir una brecha hasta los ladrillos marrón desnudos que componen las paredes de mi casa. Eso me dará algo de satisfacción. Sin embargo, las malezas resisten obstinadamente mis esfuerzos, rompiéndose justo por encima del suelo, sus raíces aferrándose desesperadamente a la tierra, sus cerdas, como aguijones en los tallos, enterrándose en mis palmas y adhiriéndose a ellas como una fina capa de pelo. Mientras trabajo, sigo repasando los eventos del día, tratando de dar sentido a lo ocurrido.

Durante algún tiempo después de que Frank desapareciera, me quedé paralizado, mirando la cabina de grabación vacía através de su ventana circular. Finalmente reuní el valor para abrir la puerta. Tiré uno de los cables de micrófono dentro, medio esperando que desaparecería. Cuando no lo hizo, pasé los siguientes diez minutos avanzando lentamente hacia la cabina. Comprobé que no había una trampilla u otro medio de salida. Y, después de quince minutos dentro, quedó claro que no iba a desaparecer como mi tío. Ni Frank iba a regresar.

Regresé a la computadora y busqué en cada carpeta y en cada archivo. Aparte de cientos, si no miles, de ‘perfiles’ similares al que le había hecho clic, encontré poco más. Estaban los archivos usuales del sistema operativo que no entiendo, algunos archivos de música (los favoritos de Frank, naturalmente), unas fotos de desconocidos y otra de mí, escaneada de una Polaroid granulada, mostrando a un adolescente larguirucho sosteniendo la guitarra eléctrica predilecta de Frank – una Fender Telecaster rubia del 57.

Por lo que deduje, lo último que hizo Frank en la computadora había sido crear un nuevo ‘perfil’ – hay uno con fecha y hora exactas a su desaparición: 04/01/14 07:55. Estaba a punto de hacer clic en él cuando noté un archivo README, creado aproximadamente al mismo tiempo. Decía simplemente:

NO hagas clic en ningún otro de mis perfiles. DÉJALOS EN PAZ. A PARTIR DE AHORA. ¿Capisce? Intenta crear los tuyos.

A todas estas, ¿qué es un ‘perfil’? En la computadora de oficina encontré un acceso directo al programa llamado ‘Profile Generator 3.2’. Al hacer clic, se abrió lo que parecía ser un sistema operativa de grabación o edición de sonido. Nada de esto hacía sentido.

Mi último y mayor descubrimiento fue que la computadora de Frank estaba conectada a una red en línea de una docena de otras computadoras, cada una aparentemente en una ciudad diferente:

Sydney (E:)

Melbourne (F:)

Toronto (G:)

New York (H:)

Suva (I:)

Rio (J:)

Y así sucesivamente. Cada una de las otras computadoras también contenían perfiles – algunas muchos, otras solo unos pocos. Todos los perfiles tenían semanas, meses o incluso años de antigüedad. Excepto en Río. Allí encontré uno que coincidía exactamente con el momento en que Frank desapareció de la cabina de grabación:

04/01/14 7:55 AM.


‘¿Y qué, mi pana?’

Enderezo mi espalda tiesa, entrecierro los ojos por la luz del sol vespertino y veo la silueta de Jim.

‘Eh, haciendo un poco de jardinería Jum, digo, Jim.’ Mi vecino asiente, conmiserando. Tiene el ceño fruncido.

‘Oye, ‘taj pasando trabajo poj gusto.’

‘¿Eh?’

‘Sí. Yo no arranco la maleza. Laj rocío con un químico que laj seca.’ Jim me muestra un rociador, del tipo que se carga en la espalda. ‘Mira a ver si quierej usar un poco en tu jardín.’

‘¿No es peligroso – quiero decir, para el medio ambiente?’

Jim ríe. ‘Ah, no le doy cabeza a eso. Ademáj, tu jardín’, pronuncia cuidadosamente cada una de sus palabras, ‘ej un caso grave.’

Considero por un momento. Abruptamente digo: ‘Está bien. Me has convencido. Dame acá.’ Tomo el rociador y me dobla hacia adelante, por no anticipar su peso. Cuando recupero el equilibrio, pregunto: ‘¿Cuánto tiempo tardará en surtir efecto?’

‘Rocíalo ejta noche y creo que veráj resultados en… ah, como en seis a siete díaj. A lo mejor un poco máj.’

‘Ah…’

‘Arranca con eso, y yo iré a mezclar máj pa’ la parte ‘e atráj. Acabaremoj con to’, tú veraj. Despuéj sembramoj un jardín completamente nuevo, y le metemoj un sistema de riego. Se me ocurren par de cosaj chéverej. Mira a ver si te convence subir la grama unoj veinte centímetroj…’

‘Sí, gracias Jim. Una cosa a la vez, ¿eh?’

‘Sí, ‘taj bien.’ Jim parece resentirse un poco. Mientras se aleja, añado:

‘Por cierto, realmente te lo agradezco.’

‘A la olden.’ Jim agita la mano sin mirar atrás.


Poco después, el BMW de Kylie llega a nuestra vereda de entrada, descapotado. Brad está con ella en el asiento del pasajero. Están vestidos en conjuntos de tenis blancos emparejados. Kylie mira el jardín, luego a mí, con una de sus ‘miradas de Kylie’: labios apretados, ojos entrecerrados y ceño fruncido.

La puerta del coche cierra de un portazo y se dirige hacia mí con su andar rápido y de pasos cortos. Juega al tenis, come, sostiene relaciones sexuales, todo de la misma manera: movimientos entrecortados y violentos. Mientras se acerca, reflexiono que, sin sus habituales tacones altos, realmente es bastante ‘chaparra’ – como un cartucho robusto de dinamita dando brinquitos hacia mí, con la mecha encendida acortándose cada vez más. Brad balbucea nerviosamente, su voz aparentemente apagada por la furia creciente de ella.

‘¡Uy! ¡A alguien le van a caer chinches! Hola Dan…’

‘¡DAN DJURDJEVIC! ¡Obviamente no has hecho nada en todo el día! Estoy harta de tus excusas Dan, ¿me oyes? ¡Dije que si ME OYES!’

‘Mira, cariño, no es un trabajo fácil…’

‘Sí, va a tajdar un poco. Pero en par de semanaj quedará como culo ‘e bebé.’ Jim ha aparecido con otro recipiente del químico. ‘Dan y yo hemoj ejtado trabajando en ejto dejde ejta mañana. Sólo queda un poco máj que rociar. No se ve, pero el trabajo ejtá casi hecho. En un ratito todo ejto…’ gesticula hacia los hierbajos y el pasto, ‘desaparecerá. Cuento viejo. Bueno Dan, arranquemoj, ¿ah? Todavía tengo que barrenar.’

Por un momento, Kylie se queda muda.

‘Ay… bueno, gracias Jim. Si no fuera por ti, estoy segura de que Dan no habría logrado nada hoy. Eres todo un caballero’, dice, dándole a Jim una ‘sonrisa de Kylie’ donde las comisuras de sus labios se crispan pero sus ojos permanecen inexpresivos. ‘Pasa Brad – te traeré un refresco.’ Me lanza una breve mirada fulminante. Brad me da una sonrisa anémica.

‘Mejor una cerveza. de verdad que me apetece una. El acabó conmigo hoy. Ja, ja. Nos vemos adentro, ¿eh?’ Kylie y Brad pasan por encima de los cadáveres de las malezas y entran por la puerta del frente. Los observo, despegando mi camiseta empapada de mis axilas. Después que no se escuchan más sus pasos en el pasillo, me vuelvo hacia Jim.

‘Oye, gracias otra vez compa. Te la debo.’

‘A la olden. Mi doña ej igual. ¿Por qué creen que me la paso en el jardín? Bueno, vamoj. Acabaremoj en un doj por Trek ’ Se aleja silbando y yo le apunto el rociador hacia las malezas.

¡Les llegó la hora!’, pienso, y aprieto el gatillo. Pero no he bombeado para cargar la presión y lo único que sale son unas gotas.


Domingo, 5 de enero de 2014, 2:28 AM

Estoy acostado en la cama junto a Kylie y su respiración estertórea, incapaz de conciliar el sueño.

Deseo desesperadamente poder contarle a alguien lo que ha pasado. ¿A Jim tal vez? No. Ciertamente no a Brad. Sería demasiado doloroso e increíble para papá. Me doy cuenta de que nunca me he sentido tan solo. Incluso Bugsy me ha abandonado por la tranquilidad de la silla junto al ventanal, molesto por las vueltas y revueltas de su humano.

Por un momento consideré contarselo a Kylie, pero me di cuenta de que, casi con certeza, habría corrido directamente a mamá, llorando y lamentando que ‘su hijo finalmente se ha chiflado por completo.’ En cualquier caso, Kylie se pasó toda la noche ignorándome con un silencio tóxico. En represalia, Bugsy y yo nos retiramos a mi estudio con unos fideos instantáneos y una lata de atún para compartir.

Allí cometí el error de revisar la bandeja del correo, sólo para encontrarme dos avisos nuevos de ‘Demanda de cobro final’ y un saldo bancario mostrando que hemos alcanzado el límite de nuestra tarjeta de crédito y el potencial de poder refinanciar la hipoteca.

Pero obviamente esta noche en particular los problemas financieros no son lo que me quita el sueño. En cambio, sigo pensando en los extraños eventos del día. En particular, recuerdo las palabras de mi tío: Dan, tienes la oportunidad de romper el statu quo.

Statu quo. Era un término que Frank solía usar.


Recuerdo una ocasión más de quince años atrás cuando, mientras caminábamos juntos por el centro de Perth, Frank tomó un desvío inesperado por un callejón oscuro.

‘¿Adónde vamos?’ pregunté.

‘Sólo rompiendo con el statu quo, Dan.’

‘¿Qué quieres decir?’

‘¿Has oído hablar de la Teoría del Caos?’

‘No.’

‘Ya lo harás. Postula que la cosa más mínima que hacemos tiene una reacción en cadena. Por ejemplo, algunas personas opinan que el aleteo de una mariposa en China podría resultar en un tornado en el medio oeste estadounidense. Ahora bien, creo que la mayoría de nosotros, vivimos nuestras vidas siguiendo la misma rutina monótona. Evitamos lo inesperado. Así que a veces me gusta cambiar las cosas. Engañar al destino. Hago algo completamente fuera de lo común, como el giro a la izquierda que acabamos de hacer. ¿A dónde nos llevará? No lo sé. Tal vez solo hasta el final del callejón y de vuelta. Pero sé que debe haber una consecuencia, en algún lugar, de alguna manera.’

‘¿Y si la consecuencia es mala?’

‘Bueno, es un riesgo que tienes que afrontar. Como cuando juegas al póker y la mano que te reparten apesta a más no poder. Siempre puedes botarla toda y pedir una nueva.’

‘¿Entonces esto significa que no te gustan las cartas que tienes ahora?’

‘Sabihondo. Ya que lo mencionas, no me siento muy contento que digamos . Estoy un poco estancado. Las cosas no están funcionando entre una dama en particular y yo, y no estoy seguro qué hacer.’

‘¿Por qué no la dejas?’

‘Ah, pero ¿y si puedo hacer que el destino cambie el statu quo? Entonces, en vez ella podría dejarme a mí. Eso me ahorraría la molestia. ¿Entiendes?’

‘Parece un poco complicado.’

‘Algún día lo entenderás.’

Recuerdo cómo el callejón nos llevó a un estacionamiento nauseabundo donde los contenedores desbordaban de basura y moscas. Frank se negó a retroceder diciendo: ‘Vamos sigamos el flujo, sobrino’. Finalmente, nos encontramos abriéndonos paso por la entrada trasera de una cocina de restaurante sudorosa y abarrotada, donde Frank logró derribar una pila alta de platos, cortándose el dorso de la mano izquierda en una lluvia de cerámica rota. Recuerdo cómo Frank ignoró estoicamente la herida hasta que aventuré casualmente:

‘Entonces, ¿qué tal tu mano nueva?’

‘Cállate y dame tu pañuelo.’


Acostado en la cama, me pregunto si alguna vez se podrá engañar al destino, si se puede hacer algo verdaderamente espontáneo. ¿O la vida sigue un camino predestinado? ¿Estábamos Frank y yo destinados a bajar por ese callejón? ¿Cómo sabes si tus decisiones cambian el statu quo o solo lo reflejan? Me doy cuenta de que solo hay una manera de averiguarlo. Empiezo a salir de la cama, haciendo que Kylie lance un quejido, se dé vuelta y me dé un manotazo en la espalda con un brazo flácido. Espero hasta escucharla roncar de nuevo antes de deslizarme fuera de las cobijas, agarrar mi ropa y caminar de puntillas hacia la puerta. Bugsy se levanta y me sigue, su cola ondeando.

Afuera, saboreo el aire fresco y limpio de la madrugada, el leve deje de humedad traído por la brisa marina y el rocío. Bugsy se desliza entre mis piernas mientras abro la puerta del Corolla y lo recojo.

‘¿Te gustaría dar un paseo, Bugster?’ El gato abre la boca en un maullido silencioso y tocamos nuestras narices, luego lo pongo en el asiento delantero del pasajero. A diferencia de la mayoría de los gatos que he visto, Bugsy es un buen pasajero en coche.


3:42 AM

Estoy arribando a la  entrada de la vereda en casa de Frank en Wanneroo. Un viento fuerte del este ha comenzado a soplar, anunciando otro día caluroso por delante; dobla a los cocoteros,  sus frondas apuntando hacia el mar.

‘Bueno, Bugsy, aquí estamos’, digo, tirando del freno de mano y volteándome para dar cara a mi pasajero. Mi creciente sensación de inquietud me hace desear que fuera un perro: los gatos son bastante inútiles como guardaespaldas. Por suerte, no necesitaré uno (o eso me sigo diciendo). Además, ¿no me dijo alguien alguna vez que los gatos podían, al menos, captar la presencia de fantasmas?

Bugsy inclina la cabeza y hace otro maullido silencioso. Recogiéndolo, me dirijo a la puerta del frente, haciendo tintinear las llaves en mi mano libre, tratando de encontrar la correcta a la luz de la luna.

La puerta chasquea y se abre, me recibe el ya familiar olor a polvo de concreto y aire viciado, combinado con el pitido agudo del conteo regresivo de la alarma. La casa está sorprendentemente cálida, habiendo retenido el calor del día. Busco el teclado iluminado en la pared interior, marco 6514 y la casa vuelve al silencio.

Después de cerrar la puerta, pongo a Bugsy en el suelo, enciendo la luz del pasillo y me dirijo cautelosamente al sótano. El gato me sigue, con la cola erguida y la punta moviéndose casi imperceptiblemente. Probablemente puede oler a Frank, de quien siempre pareció bastante encariñado (generalmente evita a los humanos, especialmente a Brad, cuya mano menospreciada ha mordido y arañado más de una vez). Espero que no sea el fantasma de Frank lo que está percibiendo…

Las luces parpadean al encenderse mientras empezamos a descender las escaleras hacia el estudio, y escucho la unidad de aire acondicionado encendiéndose a lo lejos. El entorno tiene el mismo olor a huevo, común en los cuartos de computadora. El protector de pantalla del reloj está encendido como antes: la cabina de grabación, los pedestales de micrófono, etc., todo está ahí como lo recuerdo. Todo es tan… banal. Empiezo a preguntarme si los eventos del día anterior, al menos los que involucraron al ‘tío Frank’, fueron una mera alucinación. De hecho, parece la única explicación adecuada:

Esto debe ser lo que se siente al perder un tornillo.

Me detengo al pie de las escaleras. El corazón palpita tan fuerte en mi pecho que casi se oye. Lo acompaña un latido fuerte en mis sienes. Miro a ver si hay alguna señal del tío Frank pero, aparte de Bugsy y yo, el estudio está completamente vacío.

Espero allí un minuto entero antes de aventurarme vacilante hacia la pantalla de la computadora, mirando a mi izquierda y derecha mientras camino. Presiono el ratón y la pantalla se ilumina.

Es la misma página que estaba viendo ayer: un panel lleno de ‘perfiles’. Justo en frente está el último perfil de Frank: 075404012014.exe (caigo en cuenta que el nombre del archivo corresponde con las 7:54 am del 4 de enero de 2014, el momento exacto en que ‘Frank’ desapareció de la cabina de grabación).

Asumiendo, como mera especulación, que no estoy sufriendo algún tipo de psicosis, este ‘perfil’ parece contener la clave para descifrar el misterio. A pesar de la grave advertencia de Frank, empiezo a preguntarme (una vez más) qué pasaría si hiciera clic en él.

Justo cuando pienso esto, Bugsy salta entre la pantalla y yo. Se detiene en medio del teclado, luego gira lentamente su rostro y tocamos narices. Resulta alentador tenerlo aquí. No parece inquietarlo la presencia de algún fantasma. Lo levanto suavemente y lo devuelvo al piso. Luego noto que sus patas han reabierto accidentalmente el archivo README:

NO hagas clic en ningún otro de mis perfiles. DÉJALOS EN PAZ. A PARTIR DE AHORA. ¿Capisce? Intenta crear los tuyos.

Intenta crear los tuyos propios. ¿Qué carajo significa eso?

Minimizo la ventana y el monitor vuelve a la imagen de pantalla en blanco y negro de Mark Seymour. (Me pregunto por mera curiosidad qué pasa con una imagen de pantalla cuando está completamente cubierta por ventanas abiertas. ¿Realmente sigue ‘ahí’, ‘detrás de las otras’, o ‘deja de existir’, solo para ‘regenerarse’ por completo cuando cierras todas las demás?)

En la esquina inferior derecha veo el acceso directo a ‘Profile Generator 3.2’ y hago clic en él. Como antes, me encuentro con algo que parece un sistema operativo de ingeniería de sonido, más específicamente un grabador y editor de WAV. En el centro de la barra de menús puedo ver un botón rojo para ‘Grabar’. Sin darle mucha cabeza, le hago clic.


4:12 AM

He notado que los de la Generación Y tienden a hacer eso: presionar botones. Es como han sido criados, su forma de descubrir y experimentar el mundo. Por otro lado, aquellos de nosotros que recordamos un mundo antes del Internet, incluso antes de las computadoras, tendemos a ser un poco más cautelosos.

‘¿Qué coño estás haciendo, Dan?’ me reprendió Frank en una ocasión. Me sorprendió rebobinando y adelantando su grabadora de carrete, presionando mis dedos adolescentes en las teclas con abandono imprudente. ‘Tienes que andar con cuidado. No puedes ponerte a presionar botones a lo loco. La próxima vez, podrías presionar ‘grabar’ y ‘play’ simultáneamente y borrarás una sección de la cinta. O la romperás. ¡Cuida las cosas, por el amor de Dios!’

Nunca olvidé esa advertencia. Hasta ahora. Una sensación de vacío me asalta la boca del estómago; hice espontáneamente lo que había dudado en hacer todo el día de ayer.

Los próximos cinco segundos parecen una eternidad. Pero cuando aparece un cuadro de diálogo, simplemente dice:

Puerta de la cabina de grabación abierta. ¿Comenzar a grabar cuando la puerta se cierre? Sí/No.

Hago clic en ‘No’, y el cuadro de diálogo dice:

Grabación cancelada.

y suspiro con alivio.

Entonces me pregunto: ¿qué pasará cuando ‘grabas’? Vale, este software parece haber hecho desaparecer a Frank. Hasta ahora había pensado que hay trampilla en la cabina de grabación. Pero, ¿qué podría salir mal si nadie está en la cabina?

Me hallo a mi mismo haciendo clic en el botón de grabación de nuevo, y esta vez presiono ‘Sí’. Me acerco a la cabina, caminando con cuidado sobre los cables y esquivando los pedestales de micrófono. (Uno tiene un micrófono de condensador Røde en su portador y tiembla un poco cuando paso junto a él… Recuerdo que el tío Frank era muy aficionado a los micrófonos Røde).

Me detengo en la puerta. Abre hacia dentro. Tiene un resorte para que cierre por sí sola, pero en este caso, la había dejado abierta con uno de los pedestales. Quito el pedestal y observo cómo se cierra la puerta, sintiendo una gota de sudor correr por mi costado desde la axila. Luego retrocedo y miro através de la ventana.

Nada.

Vuelvo a la pantalla de la computadora que dice: ‘Grabación exitosa.’ Reviso la lista de perfiles que ahora incluye ‘042105012014.exe’, creado a las 04:21 del 05/01/2014. Miro mi reloj: 04:22. Hasta ahora todo bien. Pero, ¿qué acabo de grabar?

Hago clic en el perfil y... aún nada.

Decido repetir el experimento, solo que esta vez, coloco un pedestal de micrófono (el que tiene el condensador Røde) en el centro de la cabina, precisamente donde vi por última vez al tío Frank. Pero el resultado es el mismo: absolutamente nada.


5:57 AM

Llevo más de una hora y he obtenido una docena de ‘perfiles’. Pero aún no he logrado resultados cuando hago doble clic en ellos.

Recuerdo las palabras de Frank: ‘Rastrea la señal, Dan. Si no puedes obtener sonido, rastrea la señal.’

Bueno, eso está bien cuando estás grabando música. Pero, ¿qué diablos estoy tratando de hacer aquí?

Antes de darme por vencido, imito a la ‘Generación Y’: presiono botones al azar en el programa. Bajo la pestaña ‘Opciones’ encuentro ‘Grabar y anular’. después de hacer clic en ella, levanto la vista: el pedestal de micrófono aún está en el centro de la cabin. Ahora que no tengo la puerta abierta, aparece un cuadro de diálogo diferente en la pantalla:

La grabación comenzará cuando se abra y luego cierre la puerta. ¿Desea imprimir en una ubicación de la red? Sí/No.

Pienso: ‘¿Por qué no?’ y hago clic en ‘Sí’. Aparece el siguiente cuadro de diálogo:

Seleccionar ubicación de la red:

Sydney (E:)

Melbourne (F:)

Toronto (G:)

New York (H:)

Suva (I:)

Rio (J:)

y así sucesivamente (es una lista bastante larga). Elijo ‘Rio’ (creí que al azar, pero probablemente porque recuerdo subconscientemente que tenía algo que ver con el último ‘perfil’ de Frank). Entoces voy a la cabina, abro la puerta, echo otro vistazo al pedestal, y la dejo cerrarse.

Al retroceder, veo con creciente pavor a Bugsy deslizarse dentro de la cabina mientras la puerta cierra lentamente. Miro através del cristal y lo veo jugando con el contrapeso del pedestal. Me lanzo a reabrir la puerta, pero ahora parece estar apestillada. Un calor intenso me invade mientras lucho con ella. Las gotas de sudor brotan en mi cuero cabelludo y una se desliza hasta la punta de mi nariz mientras tiro frenéticamente del picaporte, presionando con todo el peso de mi cuerpo contra la puerta.

De repente, el cerrojo chasquea, la puerta cede y caigo en la cabina, aterrizando pesadamente sobre mi costado. Me toma un momento darme cuenta de que el pedestal de micrófono, antes en el centro de la cabina, ha desaparecido. También Bugsy.


Lunes, 6 de enero de 2014, 2:39 PM

‘¿Cómo puedo servirle, sr. Blesav?’ Estoy sentado en la sala de entrevistas de las oficinas de Dixon, Cox y Peters. El sr. Blesav está sentado frente a mí, malhumorado, sombrío y con el pelo y el ánimo erizado por su indignación.

‘Yo querer hacer solicitud a tribunal constitución para el sr. Ludak ser inmigrante ilegal.’

‘Sr. Blesav, esto es una disputa sobre cercas divisorias…’

‘Sí, you saber. Querer Ludak ser en cárcel. No deber estar aquí.’

‘Eso sería exclusivamente un asunto para el Departamento de Inmigración…’

‘Mire, yo querer que lleve esto a tribunal constitución. Ludak… ser loco, ¿sabe? Tirar bolsas té mi casa. ¿Se imaginar? ¡Bolsas té! Ser gota que colmar vaso. Tener contraatacar.’

‘He recibido una declaración de sus abogados diciendo que usted ha estado tirando huevos crudos a su casa. ¿Es cierto?’ El sr. Blesav se ríe, mas bien resopla, luego entrecierra los ojos y sacude la cabeza de lado a lado.

‘Tal vez tirar una vez, sólo por enseñar no poder tirar bolsas té mi casa. Él ser otro país, ¿Saber? Todos ser locos. Ahora querer tú hacer estas solicitudes, el Sr. Ludak ir centro detención Port Hedland.’

‘No puedo hacer eso, sr. Blesav. Si tiene alguna evidencia de su estadía ilegal, ¿por qué no contacta al Departamento de Inmigración?’

‘No me entender. Inmigración estar conspiración para Ludak.’ El sr. Blesav golpea la mesa con su dedo índice para enfatizar cada palabra de su siguiente frase. ‘¡Eso… ser… todo… verdad!’

‘Hmm. En su última declaración, el sr. Ludak dice que usted está en una conspiración contra él con el gobierno local…’ El sr. Blesav resopla.

‘Eso demonstrar que ser loco.’

‘Bueno, lo siento sr. Blesav, no puedo hacer nada por usted.’

‘¿No querer ayudar?’

‘No puedo, sr. Blesav. No hay tribunal constitucional. Somos sus abogados en un asunto sobre cercas divisorias. Eso se trata en el tribunal de magistrados.’

‘Si no querer ayudar, no pagar esto.’ El sr. Blesav agita mi última factura provisional. De hecho, el sr. Blesav nunca ha pagado una factura. ‘¿Usted ser Balcanes, sí?’

‘Soy australiano, sr. Blesav.’

‘Eso no existir. Creer que usted también ser otro país…’ Sus ojos se entrecierran mientras asiente.

‘Mi abuelo vino de la costa del Adriático.’

‘¡Je! . Eso no significar nada. ¿Qué religión tener?’

‘Sr. Blesav, soy ateo. ¿Podemos por favor…’

‘¡Estar bien! ¡Estar bien!’ Empieza a meter la factura en un archivo arrugado de papeles sueltos, luego se detiene abruptamente y la sacude hacia mí. ‘Recordar yo… no… pagar… esto. ¡No pagar! ¿Vale?’ Suspiro.

‘Quizás pueda decirme qué pruebas tiene y veré qué puedo hacer…’

‘¡Ah!’ El sr. Blesav levanta ambas manos en triunfo fingido. ‘Finalmente estar hablando.’ El sr. Blesav deja caer su archivo sobre el escritorio y comienza a hojear artículos de periódicos que de inmediato veo no tienen relevancia.


5:56 PM

Estoy de vuelta en mi escritorio mirando mi pantalla en blanco que ha entrado en ‘ahorro energético. Apenas veo mi reflejo y no es una vista agradable: mi cabello de nuevo es un nido de pájaros despeinado, mi corbata está suelta, mi camisa fuera del pantalón. La salsa de tomate que derramé en ella durante mi almuerzo apresurado (y tardío) sigue siendo evidente, a pesar de todo el agua que le he echado y del esfuerzo de secarla y limpiarla.

El sr. Blesav no ha sido mi único problema. Desde mi reunión con él he visto a otro cliente recalcitrante, la sra. Carrott (es decir, ‘Caró’) – una mujer bastante imperiosa que quiere que redacte un testamento que excluya a sus hijos, de nueve y doce años – Percy (nuestro gerente de cuentas) me echó una bronca sobre las facturas  por cobrar del sr. Blesav y la sra. Carrott – y he corrido a los Tribunales Supremo y de Distrito con documentos urgentes que Brad debió haber presentado dos semanas antes de Navidad. Se me hace una forma terriblemente injusta de comenzar el año.

Al menos ahora la oficina está por fin tranquila; Brad y los demás se fueron hace más de una hora, a disfrutar del ambiente Navideño y de Año Nuevo. Sin embargo, el sr. Dixon todavía está en su oficina; puedo escuchar su barullo impaciente através de las paredes de madera prensada. Momentos después escucho un prolongado y estrepitoso pedo seguido de un suspiro profundo. Mi vago reflejo hace una mueca en la pantalla oscurecida mientras mi mente vuelve al torbellino que han sido las últimas treinta y seis horas:

Después de perder a Bugsy en la casa del tío Frank, me puse frenético. Recuerdo haber saltado vigorosamente en el piso de la cabina de grabación para ver si podía ‘aflojar la trampilla’, pero pronto se hizo evidente que simplemente estaba saltando sobre concreto sólido.

Me avergüenza decirlo, pero en muchos sentidos perder a Bugsy fue mucho más difícil de aceptar que la muerte de tío Frank; de verdad sentí que no podría vivir sin mi pequeño amigo. Volver a casa sin él no era una opción; tenía que encontrar la manera de recuperarlo, donde sea que estuviera. Luego se me ocurrió:

¡Tal vez nunca entró en la cabina de grabación! ¡Tal vez lo imaginé todo!

Así que corrí a cada rincón del estudio, buscando debajo de la mesa de mezclas, detrás de las pantallas, de los altavoces. (‘¡Monitores Dan, se llaman monitores!’) No había rastro de Bugsy. Incluso subí los escalones para ver si la puerta del sótano estaba abierta, pero estaba bien cerrada. Seguía repitiendo el mismo ‘circuito’, encarnando la bien sabida definición de un loco: alguien que repite la mismísima acción una y otra vez, esperando un resultado diferente.

Pero después de como una hora, el agotamiento se apoderó de mí. Claro: no había dormido en toda la noche. Así que mi búsqueda frenética gradualmente se convirtió en un arrastrar los pies y se volvió cada vez más ridícula, involucrando cosas como levantar una pila de revistas Rolling Stone (como si Bugsy pudiera haberse metido debajo de ellas). Para entonces, el sudor se me había secado, al igual que mis lágrimas. Finalmente, me dejé caer frente a la pantalla en un estado de choc desaliñado (muy parecido a como me siento ahora). Parecía que solo quedaba una cosa por hacer.

A regañadientes, empujé el ratón y la pantalla se iluminó. Cerré el programa de sonido y miré la lista de ‘perfiles’ que había grabado. Al final estaba el ‘051205012014.exe’ grabado a las 5:12 am. Este era el de Bugsy. Sin pensar ni preocuparme por las consecuencias, hice doble clic.

Imprimiendo perfil 051205012014 en puerto local. Por favor, espere...

En ese momento me pregunté si la puerta de la cabina de grabación estaba cerrada o trabada abierta. Después de todo, razoné, eso parecía de importancia en todo el ‘proceso’ (cualquiera que fuera). Así que levanté la vista, estirando el cuello más alla del monitor para ver la puerta, y sí, estaba cerrada. Cuando miré de nuevo a la pantalla, decía:

Impresión finalizada. Presione cualquier tecla para continuar.

Cautelosamente, me dirigí a la cabina de grabación. No sabía si esperar al tío Frank, a Bugsy o… Lo desconocido siempre resulta mucho más aterrador que lo que uno puede imaginarse. A pesar de mi cansancio, sentí la inyección de una nueva dosis de adrenalina. Mis sienes comenzaron a latir de nuevo, esta vez sobre el telón de fondo de un dolor de cabeza intenso.

Incluso antes de llegar a la puerta, supe que estaba de suerte. Escuché un débil ‘miau’, el llamado que Bugsy hace cuando Kylie ha cerrado la ventana de la lavandería por la que normalmente entra y sale de la casa. Una inundación de lágrimas llenó mis ojos mientras abría la puerta para verlo sentado allí junto al pedestal de micrófono, con la cabeza ligeramente inclinada. Lo levanté y lo acuné durante un minuto entero, sollozando todo el tiempo.

Fue Bugsy quien interrumpió nuestra reunión. Parecía bastante indiferente ante la atención y se deslizó fuera de mis brazos como si dijera: ‘¿Por qué tanto alboroto? ¡Solo te estaba pidiendo que abrieras la puerta!’ Viéndolo caminar silenciosamente fuera de la cabina, no pude evitar preguntarme qué diantres acababa de suceder; pareciera como si el gato había estado allí todo el tiempo. Incluso el micrófono Røde en su pedestal estaba exactamente donde lo había dejado. ¿Acaso había imaginado la última hora? Si era así, de verdad se me había zafado un tornillo.

Y así, completamente desconcertado y agotado, me dirigí de nuevo a la escalera (asegurándome de que Bugsy me siguiera). Me detuve solo para recoger mis llaves de la mesa de mezclas y echar un último vistazo al estudio. Recuerdo haberme prometido clausurar el lugar y jamás de los jamases volver. Luego recogí a Bugsy y me dirigí a la trampilla.

Eran las 8:15 am cuando finalmente estacioné mi coche en la vereda de la entrada. Jim estaba preparando su barreno hidráulico en su terraza y se detuvo para saludarme con la mano. Pensé que Kylie aún podría estar durmiendo, pero su coche no estaba en el garaje; estaría en la clase de yoga matutina dominical seguida del club de lectura en casa de Yvonne. Así que, con un suspiro de alivio, abrí la puerta, dejé las llaves y al gato, me dirigí a la ducha y luego me metí en la cama…


6:12 PM

Un pitido de mi computadora me saca de mis pensamientos. Casi al mismo tiempo, el sr. Dixon abre su puerta y su silueta se dibuja en el pasillo. ‘Eh, Djurdjevic, necesito ayuda con mi computadora.’

‘Claro, sr. Dixon. ¿Cómo puedo ayudarle?’

‘No puedo crear un pdf. No sé qué ha salido mal.’

‘No hay problema, puedo ayudarle con eso’, digo tan jovialmente como puedo. Me lleva unos quince minutos darme cuenta de que Dixon de alguna manera ha logrado apagar el programa de creación de pdf. Encuentro una solución usando Word y finalmente vuelvo a mi escritorio.

Tres minutos después, Dixon aparece, portafolios en mano.

‘Gracias, Djurdjevic. Ha sido de mucha ayuda.’

‘No hay problema, sr. Dixon, cuando sea.’

‘Eh, no quería decírselo mientras me ayudaba, ya que habría sido grosero…’ Dixon se nota incómodo y empiezo a preocuparme. Respira profundo y continúa: ‘Pero ahora que está de vuelta en su escritorio, voy a decírselo. He notado que desde el comienzo de las pascuas ha estado conversando más a menudo con los recién graduados de derecho. Es una pérdida de su tiempo, así como de poco provecho para ellos. Por ende le estoy dando esta advertencia oficial para que corrija su comportamiento.’ Con eso asiente, dice: ‘Buenas noches Djurdjevic ’, y sale del área de trabajo hacia el vestíbulo. Sólo alcanzo a sacudir la cabeza. Otro clásico de Dixon. La ironía es que nunca he hablado menos con mis colegas que en el último mes. Con todo lo relacionado al tío Frank, no me provoca el andar chachareando.

Un rayo de sol vespertino entra por la puerta abierta del jefe iluminando la mitad de mi pantalla, dificultando poder ver mientras empujo el ratón.

Parece que tengo un correo electrónico. Es de alguien llamado ‘Samir de Souza’. Se titula simplemente ‘Gracias’. Dado su parecido al último intento de estafa nigeriano que recibí, iba a borrarlo y apagar. Pero justo cuando muevo el ratón sobre el mensaje, reconsidero. Supongo que es una última chispa de optimismo que tal vez, sólo tal vez, alguien de verdad me agradece algo que he hecho últimamente. Resultaría un cambio agradable. Así que lo abro.

Lo que veo me acelera el pulso y me forma un nudo en el estómago. Dice lo siguiente:

Gracias por el micrófono y el gato. El micrófono lo entiendo, pero el gato me dejó algo perplejo. Si no me equivoco, me has enviado a Bugsy. Bueno, parece que le caigo tan bien como siempre. Avísame si quieres que te lo devuelva. (Por favor, no me digas que hiciste otra copia...)

Voy a Suiza por un tiempo, me quedaré en una clínica. Parece que necesito esa cirugía del corazón después de todo, ¡pero vaya si los médicos se llevaron una sorpresa! En fin, estaré fuera de contacto por un rato. ¡Cuídate y pásala bien!

Recuerda, ¡cambia tu statu quo! Sé que puedes. Llegaste hasta aquí, ¿no?

Samir

PD. Envié mensaje a mi antigua casa, pero no respondiste, por eso te envío este. Por favor, bórralo cuanto antes.


6:55 PM

La luz va desvaneciendo mientras llego a mi entrada. Una fuerte brisa marina inclina mis palmas cocoteras hacia el este y se siente sorprendentemente frío al salir del coche. Espero que signifique algún cambio en el clima, por poco que sea. Inspecciono mi jardín y noto que la hierba de perro está comenzando a amarillear, tal como dijo Jim. Veo las luces encendidas dentro y trago saliva.

Kylie me habla mientras abro la puerta: ‘Ay, ahí estás – ya me preguntaba cuándo llegarías.’ Sale del dormitorio y veo que está toda arreglada, sosteniendo un lápiz labial y rodando los labios. ‘¿Te acordarás que tenemos que estar en casa de mi mamá en media hora?’

‘Ah, estaré listo en diez minutos, cariño. Sólo tengo que asearme un poco.’

‘¿Qué es esa mancha en tu camisa, Dan?’

‘Ay, nada. Solo algo que se me derramó durante el almuerzo. Lo pondré en un cubo con blanqueeador y saldrá.’ Kylie sacude la cabeza mientras hablo y resopla:

‘No tienes remedio, de verdad que no. Bueno, apúrate o llegaremos tarde.’

La familia de Kylie es griega y esta es su Nochebuena. No les agrado y no les gusta mi familia. Creo que solo aceptaron el matrimonio porque nominalmente soy ortodoxo por parte de padre. Incluso después de todos estos años, continúan mirándome con franca desconfianza.

El padre de Kylie, Narkis, me recuerda al sr. Blesav. La mamá de Kylie, Toula, por otro lado, es bastante agradable, aunque el afecto que me muestra parece teñido de una especie de lástima: no es mi culpa el no haber nacido griego.

Voy al cuarto de desahogo, enciendo la computadora para revisar mis correos electrónicos y empiezo a desvestirme. Bugsy entra a saludarme y lo levanto para que nos toquemos las narices. Parpadea, muy lentamente con ambos ojos, incluso con su ojo derecho caído. Esto normalmente no es notable, pero algo me hace alejarlo y sostenerlo a distancia. Bugsy protesta con un contoneo. ¿Ojo derecho caído? ¡Solía ser el izquierdo! El gato se contonea aún más, así que lo dejo en el suelo. Salta hacia la puerta donde se detiene, moviendo la cola, y se desliza alrededor de la esquina.

Bugsy está invertido horizontalmente, una imagen de espejo!

Entonces recuerdo el correo electrónico que acabo de leer en la oficina: lo había reenviado a casa. Me acerco a la computadora en calzoncillos, todavía abotonándome la camisa.

‘DAN DJURDJEVIC – no estarás en la computadora otra vez, ¿verdad? ¡Vamos a llegar TARDE!’

‘No, no, me estoy vistiendo – bajo en un minuto.’ Mi voz retumba en la pequeña habitación mientras estiro el pie para cerrar la puerta. Me sigo abotonando mientras espero a que Outlook se encienda (mi portátil compacta es vieja y todo tarda una eternidad).

Estoy en el último botón cuando los correos electrónicos terminan de descargarse, todos los veintiocho. Algunos son spam, pero la mayoría son facturas de varias tiendas de ropa, joyería y accesorios: parece que mi esposa ha estado de compras, como de costumbre (‘Las rebajas postnavideñas comenzaron!’). Finalmente se descarga el correo de Frank y lo abro. Mis ojos recorren y encuentran las líneas relevantes de inmediato:

Me voy a Suiza por un tiempo, me quedaré en una clínica. Parece que necesito esa cirugía de corazón después de todo, ¡pero vaya si los médicos se llevaron una sorpresa! En fin, estaré fuera de contacto por un tiempo. ¡Cuídate y diviértete!

¿Por qué se sorprenderíannlos médicos? ¿Qué tiene de notable un defecto cardíaco? Entonces recuerdo a Frank tocándose el pecho del laid derecho cuando estábamos en el estudio de Wanneroo.

Escribo ‘órganos en el lado equivocado del cuerpo’ en Google y el primer resultado que obtengo es la entrada de Wikipedia sobre ‘Situs Inversus’. Dice:

El situs inversus (también llamado situs transversus u oppositus) es una condición congénita en la que los principales órganos viscerales están invertidos o reflejados de sus posiciones normales. El arreglo normal se conoce como situs solitus.

¡Así que por eso los médicos se sorprendieron, porque su corazón estaba invertido! (N. Del T.: Contrario a la creencia popular, el corazón no se ubica en el lado izquierdo de la cavidad torácica. Si el corazón fuera idéntico por ambos lados, estaría ubicacado en el centro del pecho. Pero su ventrículo izquierdo, el responsable de bombear sangre a todos los confines del cuerpo [excepto a los pulmones, función del ventrículo derecho] es más musculoso y grande que el derecho, desplazando esa masa adicional más hacia la izquierda del centro que el deslplazamiento de su homólogo derecho en la otra dirección.)

Y cuando hago memoria sobre la mecanografía a dos dedos de Frank en el teclado del estudio, yo estaba de pie a su derecha. Eso significa que la mano más cercana a mí, la que tenía la cicatriz púrpura, era su mano derecha.

¡Pero la cicatriz de Frank estaba originalmente en su izquierda! Parece que, al igual que Bugsy, el nuevo tío Frank es una copia, una copia especular.

Salgo del navegador de Internet y vuelvo al correo electrónico. Todo empieza a hacer sentido de manera retorcida. El estudio de grabación de Frank no está destinado a grabar sonido. Mejor dicho, probablemente se puede usar como un estudio de sonido (de hecho, sé que se puede, dada la mesa de mezclas, el equipo y programa de música que hay en él). Pero todo es una mera fachada elaborada. El verdadero propósito del estudio es algo completamente diferente: en realidad es una especie de máquina de ‘copiar e imprimir’ en 3D. Lo que se encuentre en la cabina de grabación se ‘graba’ y se guarda como un ‘perfil’. El ‘perfil’ luego se puede ‘imprimir’, parece que en cualquier parte del mundo (siempre y cuando se tenga el equipo requerido).

Excepto que, por alguna razón, la versión impresa sale como una imagen de espejo.

‘Dan, te lo advierto. ¡Tenemos que irnos YA! ¿Estás listo?’

Estoy frenéticamente poniéndome los pantalones mientras sigo releyendo el correo electrónico. Cuando termino, me siento en mi silla giratoria, con los pantalones sueltos y desabrochados, y me pongo calcetines limpios. Todo el tiempo, mis ojos permanecen pegados a la pantalla.

Déjame saber si quieres que te devuelva al gato. (Por favor, no me digas que hiciste otra copia...)

Ahora me doy cuenta de que debí haber ‘copiado’ a Bugsy y al micrófono para de alguna manera ‘imprimirlos’ en… Río – donde Frank había ‘imprimido’ una copia de sí mismo.

Luego Frank tenía razón: obviamente debo haber ‘imprimido’ otra copia de ambos en mi estudio (Frank sí dijo que el estudio era mío ahora, por lo menos para usarlo libremente). En otras palabras, ahora hay dos Bugsys – uno en Río y otro en Perth. 

Vale, creo que estoy empezando a cogerle el golpe a lo de las ‘grabaciones’ e ‘impresiones’. Pero algo que no puedo entender es:

¿Cómo logré ‘borrar’ al pobre Bugsy en primer lugar?

Justo en ese momento, la puerta se abre de golpe para revelar a mi furiosa esposa, parada con los brazos en jarro, taconeando. Me recuerda de nuevo al cartucho de dinamita dando brinquitos hacia mí. Por suerte, me estoy poniendo los zapatos.

‘¡Estabas en la computadora! ¡Siempre estás en esa maldita cosa! ¡Debería haberme ido con Brad, de verdad debería!’ grita (su mala gramática siempre me irrita). ‘¡Él acaba de enviarme un SMS diciendo que ya está allí! ¡ÉL está en casa de MI mamá y papá, pero NOSOTROS no! ¿Y quieres saber por qué? ¡Porque mi inútil ESPOSO llegó tarde a casa y ahora está en su estúpida COMPUTADORA! ¡OTRA VEZ!’

‘Lo siento, cariño, solo estaba revisando los correos mientras me vestía.’ Me pongo de pie y le doy la espalda a la pantalla, abrochándome el cinturón (pero olvidando la cremallera, como se señalaría más tarde).

‘¿Qué estabas mirando que era tan importante?’

‘Nada, cariño, solo un trabajo que envié a casa. Ya está todo arreglado, así que no importa’, murmuro.

Kylie intuye mi incomodidad y trata de pasar a la fuerza para ver qué hay en la pantalla, pero rápidamente me giro y cierro el mensaje. Luego, de manera refleja, hago clic en él y presiono las teclas ‘eliminar’ y ‘shift’ simultáneamente. (Esto significa eliminar el mensaje permanentemente en lugar de dejarlo en la carpeta de ‘Elementos eliminados’ donde a mi esposa le gusta husmear).

Kylie resopla de enojo, da un pisotón y sale furiosa de la habitación. Mientras agarro mis llaves y mi billetera, escucho su coche arrancar y el sonido del motor al retroceder por la vereda de entrada. Corro hacia la puerta, esperando que pause antes de irse, pero un momento después escucho su aceleración por nuestra calle.

Parece que tendré que ir a casa de sus padres por separado, lo que seguramente provocará las burlas de Narkis (y risotadas de Brad)...


Martes, 7 de enero de 2014, 10:05 AM

Estoy intelectualmente atascado tratando de redactar una solicitud para la Corte Suprema. Es para el sr. Blesav. Quiere un mandato judicial contra el gobierno local (en relación con su vecino, Ludak, por supuesto). Va a ser muy caro, pero al menos Blesav finalmente nos ha pagado algo de dinero: justo lo suficiente para cubrir la tarifa de presentación. Estoy atascado porque me han indicado que incluya material sobre la ‘conspiración’ entre Ludak y el gobierno federal. También tengo que poner algo sobre Ludak siendo un 'inmigrante ilegal' (‘Querer ver las palabras ‘Centro de Detención de Port Hedland’, muchas gracias. Sino, no pagar más. Terminar todo. Kaput. ¿Me entender?’).

Hay un alboroto alrededor de las impresoras y me doy cuenta de que es la hora de nuestro té matutino semanal. El sr. Dixon se está riendo y tiene un brazo alrededor de los hombros de Brad, mientras Lucy sale de la cocina con un pastel de receta alemana de Miss Maud’s. Ya conozco la razón del ambiente de celebración: Brad anunció las buenas noticias en casa de los padres de Kylie en la víspera de Navidad ortodoxa.

Llegué a una recepción helada digna de un sureño en el Muro de Westeros. Narkis Paparpiákis abrió la puerta, frunció el ceño, sacudió la cabeza y se alejó por el largo pasillo sin decir palabra. Su esposa vino arrastrando los pies con las manos juntas y una expresión de duelo, murmurando un lastimoso ‘¡Aman!’. Desde la puerta podía ver a mi esposa sentada en la mesa de comedor de madera oscura pulida yuxtapuesta con mantelitos de encaje blanco, su rostro fijo en una de sus infames ‘miradas de Kylie’. Brad estaba sentado junto a ella, con los codos sobre la mesa, mostrando una sonrisa dentuda en su rostro redondo.

‘Acabas de perderte las buenas nuevas, socio’, dijo mientras me acercaba, ‘¡me han hecho socio principal! ¿Qué te parece? ¡Genial, ¿eh?! Son veinte mil dólares más, desde ya.’

El rostro de Kylie se tensó aún más.

Fuí a sentarme junto a Narkis, quien estaba ajustando su silla para crear más distancia, como si yo tuviera lepra. Mientras lo hacía, me dijo (asintiendo todo el tiempo en dirección a Brad):

‘¿Por qué no eres más como Brad, eh? Es un buen chico. Gana buen dinero. Mi yerno, inútil’, dijo, sentándose. Luego resopló: ‘¡Pfft!’ levantando las manos en señal de desesperación. (Creo que de aquí es de donde Kylie saca sus ‘resoplidos’).

‘Prueba un poco de moussaka, querido Da-niel. ¡Estás tan flaco!’ Toula había aparecido detrás de mí, con una bandeja para hornear de vidrio en una mano enguantada y una espátula en la otra, tratando de poner una porción en mi plato antes de que tuviera la oportunidad de sentarme. La porción bastaba para alimentar a tres personas, y sabía que tendría que comérmela toda (a pesar de ser alérgico a la berenjena, como bien sabe Toula, e inevitablemente tendría una erupción y ‘cagalera’ más tarde en la noche).

A punto de sentarme Brad conenzó a reírse y a apuntar a mi bragueta.

‘¡La botica está abierta!’

Narkis puso los ojos en blanco y se llevó la mano a la cara. El resto de la velada no resultó mucho más agradable.


10:10 AM

Lucy me está mirando con severidad. Soy el único en la oficina que no se ha unido a ellos. Suspiro, presiono ‘guardar’ y me dirijo al grupo. Mientras me alejo de mi computadora, escucho un pitido que indica que he recibido un correo electrónico. Espero que no sea el sr. Blesav (quien parece haber aprendido a usar el correo electrónico en los últimos días) o la sra. Carrott, que le gusta enviarme algo cada media hora más o menos. Bueno, lo revisaré más tarde.

Al llegar a las impresoras veo que Brad está señoreando sobre un séquito formado por dos jóvenes recién licenciadas, Sonja y Lana:

‘Creía que mi nueva oficina iba a ser realmente genial, ya saben, la vista al río y todo eso’, dice. ‘Pero me di cuenta que en realidad me resultaba un desastre total.’

‘¿Ah, sí? ¿Cómo es eso?' pregunta Sonja ingenuamente.

‘Por culpa de la luz tan brillante que entra por la ventana en la tarde, justo después del almuerzo.’,

‘Eso sería el sol’, susurro entre dientes.

‘Tan brillante que no logro echarme mi siesta’, continúa Brad.

‘¿Te echas una siesta en el trabajo?’, pregunta Lana, con el ceño fruncido.

‘Sí, la llamo mi 'siesta de recarga. Todos los días, media hora después del almuerzo, sin falta. Por un rato pensé que mi antigua oficina interior resultaría mejor porque podía cerrar la puerta, extender mi colchoneta de yoga y echarme un buen siestón. Pero se me ocurrió otra idea’, dice Brad, aleteando ambas cejas un par de veces de manera conspiratoria. Hace una pausa dramática.

‘¿Cuál?’ pregunta Sonja finalmente.

‘Bueno, moví todos mis estantes y armarios contra las ventanas. ¡Ya! ¡Problema resuelto! Bueno, todavía se cuela un poco de luz, pero es mucho mejor que antes. Va a tener que servirme hasta que consiga la oficina de Sylvester.’ Sylvester Cox es el otro socio. Tiene unos sesenta y tantos años (aunque parece un centenario, o un cadáver, dependiendo del día) y se va a jubilar pronto. Todos saben que Brad está siendo capacitado para tomar su lugar. (Nunca hubo un ‘Peters’, el sr. Dixon lo añadió al nombre del bufete porque pensó que ‘sonaba mejor’.)

Para entonces, la mayoría de los empleados está escuchando a Brad y noto como intercambian miradas que parecen decir: 'Mataría por una oficina con vista al río.' El sr. Dixon, sin embargo, está escuchando atentamente a Percy, que, a juzgar por sus miradas furtivas, está hablándole de mis honorarios sin cobrar.


10:30 AM

De vuelta a mi escritorio, abro mis correos electrónicos. Veo que tengo otro de 'Samir de Souza' y siento que mi pulso se acelera mientras lo abro.

Viejo, no has respondido. Estoy a punto de irme a la vieja Schweiz. La cirugía está programada para mañana. Tan pronto como pueda, te enviaré un correo electrónico desde el hospital usando mi teléfono. Sé un niño bueno y revisa mis mensajes en mi casa. No enviaré ninguno más a tu trabajo (ni que se diga a tu casa... sería hasta peor, ¿no?).

Si no sabes de mí en una semana, he programado un correo automático que te enviará detalles de la clínica en la que estoy. Llama y pregunta si 'Samir Mais ou Menos de Souza' está vivo (ese es mi nuevo nombre completo). Preséntate como mi sobrino 'João Suíno de Souza' y te dirán si he estirado la pata o no (te tengo listado como mi pariente más cercano). 

Si me jodí, imprime el perfil incluido en mi correo (el mismo procedimiento que antes, pero esta vez en Río, por favor). Entoces activaré el Plan C. Siento hacerte la imposición, pero como dijeron en Star Wars, ‘Eres mi última esperanza’. Así que no la cagues.

¿Leiste esto? Envíame una respuesta breve. Estoy ‘imprimiendo’ en media hora. Ah, una copia de este mensaje ha sido enviado a la casa, y recuerda borrar este mensaje, bla, bla...

Samir

Frank estaba por  ‘imprimir' media hora después de que llegó el mensaje. Miro mi reloj: 10:32 AM. Todavía debería estar allí. Enseguida respondo:

Lo haré.

João Suíno

Me pregunto por qué me molesté en firmar con el alias que Frank me ha dado. Supongo que estoy empezando a sentirme un poco como un espía en una aventura de James Bond. También está empezando a sentirse un poco como la antigua relación que solía tener con Frank. Por si acaso, escribo los detalles relevantes (el alias de Frank y el mío) en una nota adhesiva que pongo en mi bolsillo. Luego borro permanentemente el mensaje, así como mi respuesta.

Por capricho, abro Google Translate para ver si me he llamado a mí mismo algo grosero. Sonrío irónicamente ante el humor de mi tío cuando aparece la respuesta. El alias completo de Frank es aún más divertido.

'¡Eso para nada parece ser TRABAJO, Djurdjevic!' El sr. Dixon está parado detrás de mí cuando doy vuelta. Sostiene un montón de archivos nuevos que me ha traído. 'Te encargarás de estos en vez de Brad. Está demasiado ocupado con un caso importantísimo, así que te los transfiero.' Los pone sobre una pila tan alta que tambalea. Sé con certeza que Brad casi no tiene trabajo. '¡Pues ponte para ello! Y por el amor de Dios, suelta el Internet en horas laborales o te revocaré los privilegios.'

Los archivos comienzan a desplomarse mientras Dixon se aleja dando zancadas agitadas, y me lanzo a evitar que se caigan. Justo cuando creo que he tenido éxito, Brad me da un espaldarazo…


8:40 PM

Es de noche y estoy conduciendo por Ocean Reef Road, regresando de Landsdale, donde viven mis padres. He ido a ver cómo está papá y a darle la camisa hawaiana (así como las botas de cowboy de piel de serpiente ‘Achy Breaky Heart’ – tengo la sensación de que a papá le gusta ese tipo de cosas).

Papá aceptó los ‘regalos’ casi sin mirarlos; tan sólo murmuró: ‘Gracias hijo. Eres un buen chico’, y se los pasó a mamá (quien los desapareció en el acto). Por suerte, mamá ha dejado darle lata a papá. De hecho, parece estar bastante preocupada, y ocupándose de él (cosa que es probable no hacía desde que se casaron).

Tuvimos una cena apagada durante la cual papá dijo absolutamente nada, sin levantar la vista de su plato y comiendo mecánicamente. Había tal silencio que, al cabo de un rato, todos los ruidos parecieron amplificarse: el tic-tac del viejo reloj de pie en la esquina, el tintineo de las cucharas, papá sorbiendo su sopa e incluso mi propio masticar y tragar – todo se volvió tan estridente que era casi insoportable.

Después de la cena, papá se fue a la sala a ver tele en el aparato de pantalla grande que les regalé la Navidad pasada. Ayudé a mamá a recoger, luego pasé a la sala y lo encontré ‘mirando’ ‘Antique Roadshow’ con el sonido enmudecido.

Anhelaba decirle a papá que todo estaba bien – que Frank seguía con nosotros – aquí, en este mundo. Por supuesto, era imposible. No solo no me habría creído (le hubiera parecido una broma cruel o, peor aún, la manifestación de una enfermedad mental – cosa que todavía podría ser cierto), sino que dudaba que papá siquiera se enteraría de lo que le dijera. En su estado actual, está totalmente distraído y desinteresado.

Tan mal lo vi que le di mi opinión a mamá: Papá está sufriendo de depresión clínica – y era necesario llevarlo al Dr. Singh (nuestro médico de cabecera) lo antes posible. Estuvo de acuerdo.

Mientras, conduciendo a casa, me pregunto si Frank realmente está ‘vivo’. Me refiero, creo que alguien llamado ‘Samir de Souza’ está vivo: una persona que se parece a Frank (conjeturo que su imagen especular), habla y actúa como Frank, que probablemente tiene todos sus recuerdos, gustos e inclinaciones. Pero, ¿es realmente Frank? No puedo ver cómo podría serlo; después de todo, Frank está bajo tierra en el cementerio de Karrakata. Quienquiera que sea ‘Samir’, es una mera copia de mi tío Frank.

Por desgracia, esto significa que mi nuevo ‘Bugsy’ es solo una copia también. (Parece que he ‘borrado’ al Bugsy ‘original’).

Pero, ¿importará en algo? Frank/Samir obviamente opina que no. Después de todo, es más que feliz de ‘imprimirse’ a mansalva– en Perth, luego a Río y después a Suiza (en su momento, también de regreso). A juzgar por su mensaje, dudo que esté ‘guardando la copia original’ de sí mismo cada vez. También recuerdo que dijo:

Hazme saber si quieres recuperar al gato. (Por favor, no me digas que hiciste una copia...)

Por favor, no me digas que hiciste una copia…  Frank diría eso sólo a modo de crítica. Era una advertencia:

No lo hagas.

Entiendo por qué: crear múltiples copias de uno mismo (¡o de su gato!) no suena una idea intrínsecamente buena. Pero, tampoco me resulta buena la idea de ‘borrar’ tu yo original. Sin embargo, me parece ser precisamente lo que Frank ha estado haciendo – mucho antes de que ‘muriera’ en la barbacoa de Navidad.


8:48 PM

Giro a la derecha en la carretera Wanneroo. Sé que hay una BP a la izquierda, y me estoy quedando sin combustible (todo este ir y venir a casa del tío Frank no ha ayudado). (N. del T.: BP se refiere a una gasolinera de British Petroleum.) Me apeo en la bomba, disfruto de la brisa fresca y huelo la mezcla de aire marino y gasolina. Después de llenar el tanque, entro a la estación para pagar.

‘Serán $48.95, por favor’, dice el dependiente sij. Rebusco en mi bolsillo, saco mi MasterCard y la meto en la máquina de Eftpos. Después de un momento, el dependiente dice: ‘Lo siento mucho, señor. Su tarjeta ha sido rechazada.’ Intento de nuevo, con el mismo resultado.

Saco mi tarjeta de Amex e intento lo mismo. ‘Lo siento, señor, también ha sido rechazada.’ Cuando levanto la vista, noto que el dependiente parece preocupado. No me molesto en intentar con mi tarjeta de cajero automático; sé que solo contiene $5.80. Así que me hago a un lado para dejarlo atender a otros clientes busco solución. Saco mi móvil y me mira nerviosamente; no cabe duda que sospecha le resultaré un ‘ratero’, presto a escabullírsele al menor descuido.

De hecho, no tengo la menor idea de a quién llamar. ¿Papá? De ninguna manera. Mamá se enfadaría. ¿Kylie? Tiene las mismas tarjetas que yo. Finalmente, y con la mayor renuencia, llamo a Brad. A fin de cuentas, me debe: todavía no me ha pagado por el reloj que le compré para darle a Kylie en Navidad, que costó $289.00.

Lo llamo a su casa, no hay respuesta, así que llamo a su móvil. Después de una espera interminable, va a su buzón de mensajes. En lugar de dejar un mensaje, intento de nuevo. Y otra vez. Finalmente responde:

‘¿Hermano, ¿qué pasa?’ Escucho a alguien dando risitas de fondo. ‘¿Qué hay contigo?’

‘Estoy en una estación de servicio. Necesito un favor. Por algún motivo mis tarjetas han sido rechazadas. ¿Puedes tirarme una mano?’ Escucho más risitas. Es una voz de mujer. Suena como Kylie.

‘Eh, sí... claro. Está bien... Pero ahora es mal momento...’

‘Brad, no tengo opción, compa. He llenado el tanque y no tengo dinero.’ Las cejas del dependiente sij están arqueadas y es obvio que está escuchando. ‘¿Por dónde andas?’ Una risita reprimida estalla en una risotada. Es Kylie.

‘Eh, estoy en tu casa, compa. Vine a charlar. Parece que fuiste a ver a tus padres... Ah... Está bien, amigo, mira... ¿Dónde es que estás?’

‘En la BP a la izquierda de Wanneroo Rd, yendo hacia el norte, justo después de la intersección de Ocean Reef.’ Hasta ese momento, me he cohibido de alzar la voz, con todo y eso mi tono es más áspero de lo que querria. Y me estoy irritando aún más porque es obvio que Brad está distraído (su voz amortiguada dice ‘¡Deja ya!’).

Cuando quita la mano del micrófono, se nota que está reprimiendo la risa. ‘Está bien, entonces...’ (Risa.) ‘En la esquina de... Whitfords y Ocean Reef.’

‘¡NO! ¡La esquina de WANNEROO y Ocean Reef! ¡Coño, Brad, acaba de venir!’

‘Está bien, ¡ja, ja! Estaré allí pronto, viejo.’

La línea se desconecta y guardo mi teléfono en el bolsillo. El dependiente me asiente. Sonrío desganado y digo: ‘Todo solucionado. Mi amigo llegará pronto. Esperaré aquí en lo que apaprece.’

Se me ocurre que nunca he pasado por semejante humillación...

Próximo: 3. Cuando el río se seca